No soy de los que ven todo el “anime” japonés que llega, ni mucho menos, pero esta serie tiene suficiente éxito y repercusión como para que me haya animado a verla.
Y lo que me he encontrado es pura animación japonesa en todos los sentidos. Tiene absolutamente todos los elementos que lo caracterizan. Tenemos un dibujo y animación excelentes, personajes bien desarrollados, monstruos, combates con armas y poderes de extraños diseños, “gore”, su toque romántico y de calma cuando no hay peleas, algo de humor y mucho “frikismo”.
Nos cuenta la existencia de los “ghouls”, criaturas algo parecidas a los vampiros, que necesitan comer carne humana para sobrevivir y que se ocultan entre nosotros.
El protagonista, por mala suerte, se convierte en una especie de híbrido, y pronto conocerá toda una guerra secreta y a todo tipo de personajes extraños. Me gusta su dilema moral, que me recuerda un poco a Brad Pitt en “Entrevista con el vampiro”, y que es parte importante de la trama. Además, se difumina mucho la línea entre los supuestos buenos y los supuestos malos. Se ve que a los nipones les gustan estas rayadas.
Esta primera temporada son solo 12 episodios de menos de media hora. Se puede ver rápido y la serie invita a ello, pues a pesar de tener momentos de un ritmo más lento, no aburre nunca.
Creo que tiene tanto de la esencia “anime” (conservando su personalidad propia), que todo aficionado debería verla, así sin más. Sin duda es una serie muy interesante y que seguiré viendo hasta el final, aunque la traducción y emisión en castellano se retrase mucho (cosa habitual en el género).