Mucha era la expectación de lo que ha sido un fenómeno sin precedentes en nuestro país. La idea era buena, incluso necesaria. Repetir lo que tan buena acogida había tenido, plasmando algo tan actual como la controversia de la independencia catalana. Los personajes caen bien, y el público estaba volcado.

El problema de esta nueva entrega es intentar innovar con un nuevo escenario, manteniendo la fórmula que le ha llevado al éxito. Es ahí donde se pierde la cordura; un vasco y un andaluz no contrastan con un catalán, simplemente no es una rivalidad natural que funciona. Los gags son demasiado esperados y repetidos en la mayoría de ocasiones. Sí es cierto que el director ha sabido dar más protagonismo a un Karra Elejalde soberbio, que sin duda es la estrella de la película. Algún punto gracioso aporta también Dani Rovira, pero las bromas pecan de ser fáciles y poco innovadoras. El contraste sin duda es la parte catalana, que desde mi punto de vista no aporta demasiado en la película, y en ocasiones no está a la altura: el personaje de Berto Romero basicamente no funciona.

El problema de esta segunda entrega es que habia demasiadas expectativas y parece que su director buscaba más hacer caja que dar una continuación digna a un tema que sin duda tiene muchas posibilidades.