Vayan prevenidos. Se trata no sólo de una película de Eddie Murphy sino de una película de Eddie Murphy considerada especialmente mala...aunque no recordaba lo de su nominación al Oscar. Debo admitir que durante unos instantes incluso llegué a pensar que un filme como este tenía cierto potencial. Aunque odio el estilo adoptado por Murphy en sus últimos tiempos (consistente en acaparar gags de pésimo gusto y en disfrazarse de miles de personajes porque sí) debo reconocer que el comienzo de la película es algo atractivo dentro del puro esperpento. La narración de cómo el protagonista llegó a conocer a su mujer y el personaje del educador oriental ofrecen un entretenimiento moderado durante cinco minutos. Llegamos a la actualidad con el pusilánime Norbit, un personaje que puede resultar tan entrañable como irritante y la horrible Rasputia, que sólo puede resultar lo último. A pesar de que ya se puede ver por dónde irán los tiros la cosa aún no se ha torcido del todo ya que el carácter grotesco de la situación y los personajes podría haber dado para una comedia negra y políticamente incorrecta. Por ejemplo, si la cosa hubiera tratado de que Norbit intentara liquidar a Rasputia.

En lugar de eso la mayor parte de la película trata evidentemente de hacer risas a partir de una de las premisas más burdas y sobadas que existen, la de burlarse una y otra vez de una mujer obesa (o de un hombre travestido en mujer para ser más exactos) con gags facilones y groseros que en uno de cada cuarenta intentos-y la película no para de intentarlo- hacen un poco de gracia y la mayoría del tiempo provocan agotamiento, asco y vergüenza ajena. Como ver a Los Morancos, vaya. Lo que atañe al resto de personajes está casi de acompañamiento pero tampoco destaca por su originalidad o sentido del humor, la historia de amor entre el personaje de Thandie Newton y Norbit es convencional y los secundarios no son especialmente graciosos ni tienen un lugar muy destacado en la historia.