Melinda y Melinda viene a ser algo así como Woody Allen diseccionándose a sí mismo. Un ejercicio con lo mejor del director neoyorquino troceado y presentado para todos los públicos, como un manual de instrucciones para quienes critican su cine sin faltar a sus fans más clásicos.

Woody Allen, ese genio de la comedia dramática y del cine en casi todos sus aspectos, nos presenta una película tan compleja como fácil de digerir. Compleja en cuanto a personajes y situaciones y fácil de digerir por la facilidad narrativa que tiene Allen, que se sirve en esta ocasión de varios narradores para ir reenganchando a los espectadores que trastabillen. La habilidad de Woody Allen para el enredo es casi infinita y para Melinda y Melinda utiliza solamente un poco de esa capacidad haciendo de la película un producto más accesible para el gran público. Eso no significa que veamos refritos, ni mucho menos. Allen se dedica aquí a explicar el drama y la comedia en sus conceptos básicos, ilustrando lo que otros muchos cineastas han intentado sin éxito durante parte de sus carreras (y algún que otro filósofo). El director simplifica las situaciones más complejas para moldear dos historias con un elemento común (Melinda) aunque diferente en la una y en la otra. Las dos historias, totalmente distintas, acaban por dar la vuelta al marcador y encontrarse prácticamente la una con la otra gracias a la genialidad de un Allen que va dejando detalles en común en ambos frentes, unos obvios (objetos, palabras o situaciones) y otros no tanto (desarrollo de los personajes o mezcla de sentimientos).

Radha Mitchell está espectacular. Su doble papel es un regalo al espectador. La actriz australiana interpreda a "las dos Melindas", similares a grandes rasgos pero totalmente diferentes y su trabajo es impecable. Will Ferrell, un cómico más físico que de palabrería, encaja (contra todo pronóstico) en la película de Allen, tomando del director algunos de sus "trucos" para acoplarlos al personaje. Amanda Peet, una mujer que me encanta (en todos los sentidos) está muy bien en un personaje que sirve de punto de apoyo para la historia a pesar de empezar casi como uno de los protagonistas. Una muy buena labor también la de Chloë Sevigny, que encarna a la perfección la acidez existente en todo el cine de Allen. Jonny Lee Miller, que venía de un desastre de película como fue Cazadores de mentes, es el menos acertado del reparto (no debió ayudar el hecho de trabajar con Val Kilmer y Christian Slater).

Resumiendo, que es gerundio: Melinda y Melinda es la película de Woody Allen para quienes quieran empezar a entender a Woody Allen. Un libro de presentación actualizado del peculiar cineasta que gustará también a los amantes del cine ligero, aunque es probable que se pierdan los detalles, lugar en el que reside la maestría del maestro.