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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
9
Intriga. Drama Leonard Vole (Tyrone Power), un hombre joven y atractivo, es acusado del asesinato de la señora French, una rica anciana con quien mantenía una relacion de carácter amistoso. El presunto móvil del crimen era la posibilidad de heredar los bienes de la difunta. A pesar de que las pruebas en su contra son demoledoras, Sir Wilfrid Roberts (Charles Laughton), un prestigioso abogado criminalista londinense, se hace cargo de su defensa. (FILMAFFINITY) [+]
2 de febrero de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la novela de Agatha Christie que con ser solamente la mitad de buena que la película (cosa que no dudo) sería motivo de pena de prisión para quien no la haya leído entre los que, claro está, me encuentro yo mismo.

El maestro Billy Wilder a los mandos es todo un seguro. El director polaco encadenó tres obras consecutivas (entre 1957 y 1960) del tamaño de Testigo de cargo, Con faldas y a lo loco y el apartamento. Si alguien ha hecho algo parecido en la historia del cine, que alguien me lo diga porque a mí me parece una puta barbaridad. En la película que nos ocupa, Wilder nos plantea la historia con su habitual forma de contarlas, intentando no salir demasiado de las tres o cuatro localizaciones básicas (algo muy común en aquella época, por otra parte) y resume las casi dos horas de metraje en dos apartados claramente diferenciados: el primero de ellos es la presentación de los fabulosos personajes diseñados cuidadosamente para ofrecer todo lujo de detalles y el segundo es el juicio. Es precisamente en el tribunal donde Wilder es más fiel a sí mismo con diálogos ingeniosos y con ritmo que hacen sonreír al espectador, pero es fuera de él donde el cineasta se permite más licencias humorísticas gracias, sobretodo, a ese gran personaje que es Sir Wilfrid. Además, también antes de empezar el juicio, el maestro introduce un par de flashbacks tan necesarios como meticulosamente introducidos. Pero si hay algo por lo que destaque Testigo de cargo es por su final, que se encuentra entre los diez mejores de la historia del cine sin ninguna duda (para mí, personalmente, está entre los tres primeros).

Charles Laughton (de quien Wilder dijo que era el mejor actor con el que había trabajado, con lo que eso conlleva) devora la película con bocados gigantescos. Incisivo, divertido, extravagante, mordaz, meticuloso, cascarrabias y un poco vividor son algunos de los adjetivos que podríamos poner a su personaje y Laughton se encarga de que todos queden plasmados. Tyrone Power, soberbio. Power era el clásico actor de la época, no demasiado apuesto pero representando fielmente muchos de los valores de lo que por entonces se consideraba un canalla que, pese a serlo, era irresistible para las mujeres (manda huevos que ahora su evolución nos haya llevado a Mario Casas o a Robert Pattinson). El trío protagonista lo completa Marlene Dietrich, una de las "malas" más famosas de la historia de Hollywood y que más veces interpretó ese papel en su carrera. Aquí Dietrich da un recital interpretativo dentro de los múltiples frentes y los (aparentes) intereses enfrentados que afronta. Destacaría también a Elsa Lachester, fantástica actriz y esposa de Charles Laughton, que realiza un trabajo maravilloso que, curiosamente, no debió resultarle demasiado complicado dado que ella misma admitió que Laughton era exactamente igual que Sir Wilfrid.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Grijander
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