El cine reunió un Dream Team para homenajear a la obra más inmortal de Agatha Christie. El encargado de llevar a cabo semejante proeza fue Sidney Lumet (Tarde de Perros), que supo manejar los egos de su estelar reparto con un trabajo sobrio y firme, pero a la vez dotando de cierta libertad y permitiendo que los actores se divirtieran con su juego. No en vano, se los ve a todos muy a gusto en sus diferentes roles.
Conscientes del gran proyecto en el que se embarcan, el elenco se vuelca para hacer una obra digna de la reina del misterio. La adaptación del guión es bastante fiel a la novela. La ambientación tampoco le va a la zaga y recrea con exactitud la época y el tren que protagoniza el título y que a la postre se convierte en un secundario siempre presente en la trama. Se aprecia la facilidad del director para involucrar un objeto como parte presencial de la trama. Los diálogos están llenos de inteligencia, y quienes los pronuncian están en un gran estado de forma interpretativa: Albert Finney (Big Fish) casi irreconocible como Hercules Poirot, Lauren Bacall (Escrito sobre el Viento), Ingrid Bergman (Sonata de Otoño), Sean Connery (Robin y Marian), Anthony Perkins (El Proceso), Vanessa Redgrave (Foxcatcher) o una hermosa Jaqueline Bisset (La Noche Americana).
Una pieza coral que logra altas cotas de entretenimiento con el típico juego del gato y el ratón, dejando un sabor de boca a cine clásico con mayúsculas.