Estamos ante otra obra de Kiarostami un director que le encanta auto proyectarse ya se de manera directa o indirecta en sus films, en este tiene la particularidad de hacerlo en un punto intermedio mediante pequeñas interacciones un poco mas directas y otras completamente bajo nuestro personaje principal y estafador, la historia es simple pero sirve como proyección para un complejo y profundo mensaje que va mucho mas haya de el contexto nacional de una cultura y religión tan lejana como el Islam, toda esta carga de mensaje sobre el amor del arte no trae otra cosa mas que repercutir en lo importante del ser personal así como el social y espiritual que rodea el arte en general, reflejado en las pasiones mas fuertes de nuestro director y nuestro protagonista como lo es el cine saliendo por las subramas para darle espacio a la actuación, la escritura y dotarlo de un tinte de labor social que se arraiga con el los temas en cuestión, también un detalle interesante es la manera documental en la que esta filmada, aunque el juicio es la formula central y de partida donde nos soltaran la información mas pesada, interesante y sustanciosa, el antes, durante y después del evento es una forma creativa y bien dirigida de hacer el trabajo.

El final por supuesto tiene lo suyo y con una carga de emotividad, en general el trato de las ambiciones, la falta de oportunidades, la humildad, son temas que dicen que Kiarostami es un hombre bastante comprometido con lo social y conoce bien lo que es ese aspecto de la vida de venir desde abajo, una película sin duda para pensar bastante y con una carga moral despampanante, una gran manera de autoexpresión, sobre el arte, el artista y su relación con ciertas frustraciones y circunstancias, sin duda una obra que deberia ser visto por cualquier amante del arte de manera obligatoria.