Cinco años después de reventar taquillas y listas de éxitos musicales con "Grease", volvimos a ver juntos a John Travolta y a Olivia Newton-John haciendo pareja en esta película, masacrada en su día por la crítica y con resultados económicos al parecer flojos, teniendo en cuenta las expectativas creadas con este reencuentro.

Estamos ante la clásica comedia ochentera de corte romántico. Puede que no pase a la historia y sea bastante ligera, pero yo me lo he pasado muy bien viéndola y me gusta el tono alocado que tiene a veces. Los personajes no son cursis, al contrario, tenemos a un par de vividores de poca monta capaces de cualquier cosa con tal de ganarse la vida. No estamos ante gente perfecta y de sonrisa Profident, lo cual siempre es un acierto en esta clase de historias. La trama relacionada con lo divino es casi lo de menos en la mayoría del metraje, ya que todos sabemos de sobra cómo va a acabar la historia. El momento del restaurante del hotel es bastante gracioso y afortunadamente no cae en la repetición posterior.

Creo que pensar que porque "Grease" tenía una serie de condiciones concretas que la hicieron triunfar esta posterior cinta debía repetir el esquema es un error. Se nos ofrece algo distinto y, por desgracia e injustamente, se la castigó duramente por ello. Yo no tendría problemas en verla nuevamente si me la encontrase por televisión. Ha sido muy agradable su visionado y tiene el encanto de la época en la que fue rodada.

Me gustaría pensar que con el tiempo se reivindique esta película y la gente se ahorre comparaciones con anteriores proyectos compartidos por los dos protagonistas, que vuelven a tener bastante química, por cierto.