No habrá paz para aquellos que machacan al cine español sin justificación alguna. Eso está claro, pues este año me estoy llevando gratas sorpresas (Torrente 4, Secuestrados, La piel que habito, No habrá paz para los malvados). Con esta película que nos ocupa me ocurre una cosa; al principio no te enteras de nada, y hasta puede que a muchos se le haga lenta, pero resulta que poco a poco el argumento se sienta en el asiento piloto, se ata el cinturón y enciende ese motor que al principio parece calado.
La interpretación de José Coronado es digna del más sincero aplauso, y por supuesto, en febrero del año que viene veré la gala de los premios Goya esperando con los ojos rojos de sueño a ver cómo le dan en la mano ese busto de nuestro pintor.
La trama es como una pequeña bola de nieve que según va rodando, se va haciendo más y más gorda, hasta que explota por su propio volumen, ya que el protagonista, comienza siguiéndole pacíficamente la pista a un sujeto, y después persigue a una horda de extrangeros. Y esa seriedad, ese temple, esa ausencia total de sonrisas y esa expléndida caracterización física y psicológica que le han dado, es impecable.
Rodolfo Sancho, la verdad es que ni pincha ni corta, y está en el segundo puesto del reparto del film, cuando Juanjo Artero tiene más chica en la historia. Sinceramente, me gusta más el papel de Rodolfo Sancho en "Mucha sangre" que aquí.
Es un thriller sin un sólo rasgo de cine de acción, pero que engancha de una forma mucho más que convincente, y por supuesto, todas las dudas que el espectador tenga, las verá resueltas sin nungún problema si presta buena atención a la trama, que no es nada sencilla.
Muy buena película, la verdad. Y por supuesto, no habrá paz en mi cabeza si José Coronado no recibe el Goya al mejor actor protagonista.

¡No habrá paz!