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Voto de AlbertoSanchez:
1
Acción. Thriller En Nueva York, John Wick, un asesino a sueldo retirado, vuelve otra vez a la acción para vengarse de los gángsters que le quitaron todo. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2018
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Catastrófico es el primer adjetivo que me viene a la cabeza si me mentan esta película, y catástrofe el nombre.

Sus 101 minutos de duración son una montaña rusa (nunca mejor dicho) de tiritos y ruido plasmados por una horrible fotografía monocromática: naranja y azul, o naranja, y azul, (por separado).

El guión parte de una premisa muy pobre e injustificable como lo es que a Jhon Whick le hayan allanado la morada, dado una paliza y matado al perro por robarle el coche. Algo tan estúpido como absurdo, ya que Iosef no podía saber su dirección, salvo que le hubiera seguido con otro vehículo, algo que el prestigioso sicario hubiera perfectamente sabido.

Los errores argumentales por escena son como Media Markt, vienen dos por uno. Contarlos todos sería prácticamente hacer un resumen del film, pero los más principales podrían ser: ¿Por qué le roban a Jhon Whick el coche de ese modo?,¿Cómo saben su dirección?, ¿Por qué el policía no hace nada?, ¿Cómo es que Marcus, el francotirador amigo de Jhon, topa con él en una ciudad tan grande como Nueva York?, ¿Por qué mueren 800 personas por un perro?, ¿Por qué deja viva y no remata a la sicaria Pekins?, ¿Cómo sabe al final Marcus el escondite de Iosef, si lo averigua Jhon de la boca de su padre?, ¿Cómo llega antes que el malo al helipuerto si se entera horas después de que se dirige ahí?, ¿Por qué se clava a sí mismo el cuchillo en la pelea final? y ¿Si al final todo concluye con que se pilla perro nuevo, por qué no hace lo mismo desde el principio y nos ahorramos un genocidio?

Y es que la cosa no se queda con que haya más rusos muertos que en la Segunda Guerra Mundial, sino que, por supuesto, los malos son presentados hablando en ruso (idioma extranjero) apropósito para que el espectador americano se sienta agredido al no entender lo que hablan, igual que en El expreso de medianoche. Y por supuesto, en el dantesco hotel al que solo acuden sicarios (que me ahorro los comentarios de lo patético que es porque sobran) aparecen los dos únicos negros de toda la película, el único chino y como no podía ser menos, las únicas mujeres negras, cuando Jhon va al bareto. Claro, si no hay negras el consumidor no siente la suficiente corrupción o suciedad en el antro en cuestión. Solo faltaba Aurelio (el único mexicano de la peli, que es contrabandista) tomándose unas rallas de coca. Como detalle, donde el malvado ruso esconde su dinero es una iglesia llamada "Little Russia". Y si en El expreso de medianoche hubo que aguantar un "¡Turco de mierda!" aquí no son menos en la escena final con el impetuoso: "¡Chupapollas ruso!"

Pero vamos, que la peli no solo es racismo en bote, sino que además tanta escabechina abigarrada y ruidosa, cuyos diálogos son de besugo y cuyos personajes los teleñecos, la convierten más en un videojuego que en un producto del séptimo arte.
AlbertoSanchez
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