Esa falsa Nueva York llena de niebla, el personaje de Al que al principio es prepotente y está amargado por todas sus frustraciones, no auguran nada bueno, después las empieza a mejorar para la historia a medida que empeoran para él.
Es muy ingeniosa en los diálogos, también la forma en que plantea las situaciones, totalmente subjetiva ya que todo se ve a través de los ojos de Al, por lo que no queda otra que creerle. Acá si bien yo suelo renegar de la voz en in es uno de los pocos casos donde es necesaria ya que toda la historia y casualidades que se dan en la misma son totalmente arbitrarias, por lo que el protagonista la narre ayuda un poco a volverla más convincente.
Lo mejor: Vera, cuando ella aparece la película mejora, es es una cosa antes y otra después, su personaje resulta fascinante, desde como la presentan, con ropa barata, desarreglada, fea, hasta la forma en que habla y se comporta, es obvio que sufre trastorno bipolar y es media o del todo sociópata, pero ella conduce todo desde que aparece, Al se convierte en su pelele, es muy interesante esa dinámica de sumiso y dominante, hay algo sexual y perverso en todas las interacciones que se dan entre ambos. Ella es la gata y el su ratón. De paso lo misteriosa que resulta, en realidad nunca sabemos nada de ella, ni siquiera sus verdaderas intensiones para con Al, es como una aparición maligna. Esa complicidad totalmente forzada e involuntaria de parte de él.
Los actores, sobre todo Ann Savage, sí, está sobreactuadísima pero Vera no podría haber sido interpretada de otra manera. La química que logra con Tom Neal.
Los planos, la fotografía, Ulmer era increíblemente habilidoso sobre todo en interiores.
Lo malo: los falsos exteriores, lo que mencioné de Nueva York es nada comparado a todas las escenas en la ruta.
La historia es toda sobre la fatalidad del destino y esa es su tesis así que hay que tragársela, todo lo que pueda salir mal, lo hará, porque sí, Al tiene mala suerte y esta lo persigue.