Sorprendente película la que nos trae un desconocido para mí Andrew Jarecki de una historia real que a mí personalmente me indigna como es el de los asesinatos sin resolver. El mayor mérito que tiene la película es el de contar con una pareja protagonista que se come sus respectivos personajes. El guapo Ryan Gosling nunca deja de sorprenderme y encarna con verdadera naturalidad a ese novio perfecto que resulta un completo desconocido para la mujer con la que comparte su vida. Pero si ante alguien he de quitarme el sombrero es ante la rubia Kirsten Dunst, actriz a la que sigo desde que la descubriera siendo una niña en "Entrevista con el vampiro", actriz por la que siempre he sentido cierta predilección y a la que he visto muy infravalorada, quizás culpable ella misma de ésto, ya que no ha escogido tan bien como debería algunas de sus apariciones. Parece ser que la actriz se metió en la piel de este personaje poco después de salir de un tratamiento contra la depresión. Ojalá que siga por el buen camino y que veamos muchas más veces su talento en la gran pantalla. Dunst llena con sus miradas toda la película. Junto a la parejita vemos actores de la talla de Frank Langella y Phillip Baker Hall en papeles más secundarios. Muy recomendable.