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España España · León
Voto de jvalle:
9
Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2013
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amor es un don con el que los seres humanos hemos sido bendecidos y, ante el dolor de la pérdida, también maldecidos. Amor es una pasión que mejora la condición humana. ‘Amor’ es la nueva obra maestra de Michael Haneke; un retrato de la vejez, camino que todos debemos soportar a no ser que la muerte nos sorprenda antes. Quizá sea esta la razón por la que el público conecta con la película desde el primer minuto, para seguir enganchado a ella incluso días después de su visionado. La muerte es una reflexión tan abstracta y, a la vez, tan universal, que ninguna mente humana puede escapar a ella.

Haneke nos brinda una película aparentemente simple: la historia principal gira solo en torno a dos personajes, el escenario siempre es el mismo, y no sucede ningún hecho destacable ni nada alejado de lo común. Simplemente, dos personas se hacen viejas. ‘Amor’ no cuenta con alardeantes efectos especiales ni una banda sonora que remarque las escenas dramáticas. No supone un ejercicio de dirección de extremada complejidad y dificultad. Tampoco lo necesita. Y aquí radica el éxito de su director: convertir lo sencillo en excepcional.

Aunque la mayor parte de la película transcurre en silencio, la música de Bach, Schubert y Beethoven parece irradiar de los protagonistas e inundar cada una de las habitaciones de la casa con su melodía clásica, triste y enormemente emotiva. Haneke fija la cámara en un punto, y convierte a la casa en un testigo más de la historia. Una ventana, protagonista en muchas de las escenas más bellas de la cinta, y las pocas visitas que recibe la pareja de ancianos constituyen los únicos contactos con el mundo exterior. La sensación de angustia que transmite la casa simboliza la cárcel que supone para Anne su nuevo estado.

El director austriaco desnuda las emociones de sus personajes con primeros planos que permiten conocer cada uno de sus pensamientos. Y eso también es mérito de las gigantescas interpretaciones de Jean-Louis Trintignant y Emmanuella Riva. Ambos están perfectamente compenetrados. Sobre él recae casi todo el peso de la película, y su interpretación es tan real que sobrecoge. Y ella está perfecta, mostrando un vitalismo inicial que progresivamente se va tornando en demencia. Sus “duele” con como puñales que traspasan la pantalla y se clavan en el corazón del espectador.

Haneke también incluye una feroz crítica a la sociedad del momento, regida por el capitalismo, y encarnada en el personaje de la hija de la pareja -una genial Isabelle Huppert-, quien aparece una vez al mes en la casa para imponer sus propias órdenes, sin importarle la opinión de su padre o los deseos de su madre, que supone ahora para ella un obstáculo en su frenética vida diaria. No importa la valentía, la generosidad o la sabiduría de los ancianos, los mandamos a residencias, los escondemos, los olvidamos.

‘Amor’ es cine difícil, inteligente, que requiere la atención extrema del espectador hacia cualquier detalle, con escenas metafóricas (bellísima la escena de la paloma) cuyo significado escapará a la mayoría del público. La película invita a la reflexión sobre la vida, el amor, la vejez y, en definitiva, la muerte. Como película, es magnífica, poderosa, la mejor competidora por el Oscar. Y como experiencia, ‘Amor’ es dura, cruda, dolorosa, impactante. Como la vida misma. Es amor hasta en las últimas consecuencias. Amor hasta que la muerte nos separe.
jvalle
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