¿Hay tanto amor en esta relación? La pregunta da pie a una hipocresía oculta tras el velo de una palabra tan importante como es la de Amor. ¿Qué se aman? Pues sí. No lo dudo, y pasionalmente sobre todo, pero... ¿Por qué voy a creer en su amor? A ver... La verdad es que este es un mundo difícil de vida intensa y futuro incierto, de grande cuore…

Ahí tenéis a Francesca y a Clint Kincaid, una pareja en los otoños de sus vidas que se lían sin más. No pasa nada. Ella está casada y tiene unos hijos consumados cotillas de mucho cuidado. Del marido no vamos a decir nada más que parece que no tiene antecedentes penales. Ella, Francesca, de vida incierta, le va a poner unos cuernos como dios manda. El caso es que la muy pelandusca no dice que su marido no la proporcione suficiente sexo, o el sexo adecuado, o que sea un cabrón redomado, se trata que la pobrecita se aburre, je,je. ¿A mí qué me cuenta? Qué se fastidie. Hasta un observador medio, sabe lo que hay aquí. Una historia como tantas otras de cuernos. Ni más ni menos. Se pueden ver si quieres los pensamientos de un proceder conformista y los anhelos de una vida más intensa pero... La vida es así, tía, y ya eres mayorcita para saberlo. ¡Cómo cambiaríamos de opinión si ella fuera nuestra mujer y que después de tantos años te la pegara sin más! Hala, que venga el fotógrafo y que se tire a tu novia, ¿qué dices entonces? ¿Hay mucho amor? ¿Sí? Pues que se vaya con él. Ay, Francesca, Francesca, este grande cuore… ¿Qué tienen los puentes para tanta foto? Pues nada: la excusa. Anda, que si se pasa por aquí el amigo y echa un vistazo a los puentes romanos que tenemos por nuestros paisajes... Estos sí son puentes. Ay, Francesca… No pasa nada pero tu historia es de lo más corriente.

Es más, Francesca si se lo confesara a su marido le diría lo que cantaba La Mandrágora hace años “… si la tenéis a la par, lo que pasa es que la suya me es menos familiar”.

Y vamos, él, el señor Eastwood, pues claro, un rollito fácil, con su Yashica, de que si hace fotos para National Geographic, la música, la tormenta en la noche, solitos los dos, todo eso y resulta muy romántico pero la realidad está ahí. Qué listo. Por cierto, el puente de Madison es feo de cojones, tiene una caperuza que parece uno de los toldos de las carrozas del Rocío, o como esos de los camiones de frutas. Y demos gracias que no vemos al respetable señor Kincaid mear en la cuneta en uno de los paseos que se da con Francesca, eso es de agradecer. Es grande cuore. Es curioso además como algunos ven tanta belleza en esta relación y en cambio les da risa si con quien está en la cama Meryl Streep es con el cachondo de Alec Baldwin en No es tan fácil, por ejemplo. Je, je. Claro, como es Clint sí vale; pues es lo mismo, señores, es el mismo caso... Me cago en el amor... Creo que el fotógrafo sabe bien que el amor viene con los años, pero no con los años de uno, sino los años junto a la persona o personas queridas; pero estos rollitos en plan romántico están muy bien, hasta que se consuma y llegue la siguiente historia.