Con esta película me confirmo en la idea de considerar más el cine canadiense del género thriller de aquellos años 70. Con este Testigo Silencioso se cumple la norma de ser un cine casi televisivo, de hecho el director realiza su carrera prácticamente para series de televisión, el caso es que aquí consigue un resultado notable con un toma y daca entre Elliott Gould y Christopher Plummer extraordinario.

También dice mucho el título: Testigo Silencioso; para uno es algo que predispone al misterio. Luego ves a Elliot Gould, un tipo desgarbado que casi uno se lo toma a guasa pero que también funciona como reclamo porque no cae mal, y en este caso, parece puesto a propósito para su personaje. Ahora bien, el punto fuerte, que lo hay, es la caracterización de Christopher Plummer, un tío tan serio que al lado del señor Gould crea un excelente contraste. Y no perdamos comba del flirt que se trae Elliott Gould con Susannah York, su compañera de trabajo, y la actuación, de lo más interesante, de Céline Lomez, que hace un papel atrayente al máximo.

Testigo silencioso es un film con una sólida construcción, con detalles de importancia que ya quisieran apreciarse en películas de mucha más categoría. Este es el cine creado para mantenerte pegado a la pantalla sin más, el que pillas en el último momento cuando la ocasión la das por perdida.

Película aconsejable sin más florituras ni aspectos técnicos ni de renombre; para pasar el rato sin más problemas.