El equipo de guionistas de películas como Que se mueran los feos, crea para A3 esta serie de humor situada en en el tiempo nada más aprobarse la Ley del Divorcio. El resultado no es el mismo.
Susana decide separarse de su marido Gustavo por razones obvias. Gustavo es un ser patético. Patético antes y después del divorcio. Esta idea arrastra a una serie de personajes artificiales del todo a unas actuaciones forzadas buscando la carcajada del espectador.

Terminado el capítulo, y aún en estado de shock, A3 presenta un reportaje sobre la muerte de Bin Laden. Bin Laden no llegó a ver el estreno de Los Quién tan anunciado por radio y televisión. Los marines se lo impidieron. Las noticias me devuelven al mundo real y voy comprendiendo lo que ha pasado. Los Quién me han dejado sin sentido. Sin capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo a pesar de mi buena predisposición hacia ellos. He querido reírme un rato, un par de veces... No he podido. Soy un inútil. Y mira que lo han intentado.

Gustavo y Susana han hecho lo posible por hacer reír, su hija, el cuñado de él, un ex cura, el amigo, la suegra... Hay que comprender que los actores no tienen culpa de interpretar lo que les exige el guión, por tanto no tienen la culpa de la poca calidad de lo que hacen; por eso creo que se librarán de que los marines actúen contra ellos, pero los guionistas podían aprender de una vez que una serie de humor no se trata de hacer el idiota ante la cámara para suplicio del televidente.
El argumento debería presentarse con un mínimo de relajamiento y cierta lógica para que de él fueran surgiendo las situaciones de humor. Las risas de fondo a cada instante perturban al espectador. Yo no me río y hay risas enlatadas... ¿de quién es la culpa? De Los Quién. Demasiado forzado.

Es de esperar que mejore en los siguientes capítulos y sino, pues que los Quién desaparezcan. El humor no es ver a los mismos personajes de siempre gesticulando y haciendo las mismas gansadas una y otra vez, aprovechando el tirón de su popularidad.

Falla la sorpresa, el enredo, los buenos golpes... Falla lo principal para romper con el drama y poder reír. Otra vez será.