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Seychelles Seychelles · Monchópolis
Voto de Monchita:
6
Comedia. Romance El guion, obra del dramaturgo Bert V. Royal, es una versión moderna y en clave estudiantil de “La letra escarlata”, la novela de Nathaniel Hawthorne. Narra la historia de una joven que decide fingir que lleva una vida promiscua, creyendo que así obtendrá algún tipo de beneficio. Sin embargo, las circunstancias se volverán en su contra. (FILMAFFINITY)
26 de octubre de 2010
23 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al salir del cine, me sentía con unas ganas enormes de subirme a una mesa, cual Ally Sheedy en “El club de los cinco”, y bailar al son de Simple Minds. Aunque “Rumores y mentiras”, en su conjunto, no me aportara ninguna novedad, me hizo salir de la sala con una sonrisa, todo gracias a la nostalgia, al recuerdo de aquellas pelis de los ochenta tan entrañables.
¿Pegas para la segunda película de Will Gluck? Pues que intenta ir de original, de “guay”. Esto se nota en el diseño de personajes. Los adultos son todos, o en su gran mayoría, gente enrollada, moderna, que entiende a los jóvenes. No pueden faltar, por tanto, esas típicas situaciones graciosetas o chistes ingeniosos – que no originales – con las que el 99% de la sala del cine se ríe y tú te quedas pensando: “¿De verdad esto ha tenido gracia? ¿Ustedes han visto antes alguna de las 21.856.433 de pelis adolescentes que existen?”.
Por su parte, los adolescentes, como en cualquier película del género, están estereotipados: el amigo gay, la amiga salidorra, la antagonista que le hará insufrible la vida en el instituto a la prota... Y luego está ella, Olivia (Emma Stone), una chica con mil tics en la cara, semi-clon físico de Lindsay Lohan, aunque no al nivel del muecas por excelencia, Jim Carrey, una pringadilla que deja escapar el bulo de que ha perdido la virginidad todo por escalar puestos en el estatus social escolar. Su hazaña la hará la más popular del instituto pero eso también le deparará otras consecuencias menos agradables. Y una escena bastante divertida como es la del sexo en la fiesta de una compañera de instituto.
Como leía hace unos días en una revista cinematográfica, esta podría haber sido una peli dirigida por John Hughes, que en paz descanse. Podría haberlo sido, sí, si pasamos por alto que “Rumores y mentiras” no despide esa candidez, esa inocencia, esa simpatía de las pelis teens ochenteras. Le falta fuerza y carisma a sus personajes, sobre todo, para que dentro de unos 25 años esta peli pueda seguir siendo recordada como hoy recordamos el baile de Matthew Broderick en “Todo en un día”, el puño en alto de Judd Nelson en “El club de los cinco” o la cortadora de césped de Patrick Dempsey en “No puedes comprar mi amor”.
Monchita
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