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Voto de Antonio Morales:
8
Cine negro. Intriga. Drama En Estados Unidos, durante la Gran Depresión, un vagabundo llega a un restaurante situado en una carretera secundaria. El dueño le ofrece un trabajo, pero él lo rechaza. Sin embargo, cuando ve a la mujer del propietario, el forastero decide quedarse. (FILMAFFINITY)
17 de septiembre de 2013
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es, si no recuerdo mal, la última versión sobre la ejemplar novela de James M. Cain, llevada a la pantalla por Bob Rafelson, existiendo ya tres versiones, por lo tanto, aterriza ya sobre un terreno bastante cultivado. Toda nueva versión supone sin embargo una nueva lectura y en este aspecto parece evidente que Rafelson ha querido aportar su óptica personal al magistral relato de Cain. Ante todo mantiene la ubicación histórica original: los años treinta. En una América sumida en la depresión económica, todas las tretas para sobrevivir son válidas. El rústico Nick Papatakis opta por el rótulo luminoso de neón para atraer clientes a su bar de carretera, aconsejado por Frank Chambers un vagabundo que conoce los trucos para conseguir simultáneamente un almuerzo gratis y un empleo de mecánico, sin perderle ojo a la bella e insatisfecha Cora, esposa del mal encarado Nick, el emigrante griego que casi le dobla la edad.

No obstante, si la psicología de los personajes está determinada por una situación económica externa, ésta se ve escasamente incidida por el comportamiento de unos seres turbios que respiran de forma casi exclusiva su ambiente claustrofóbico. Frank, Nick y Cora son seres esencialmente vulgares y toscos, de conductas primitivas y de instintos animales. Por eso, la primera ruptura de la monotonía se producirá a través del sexo, en esta versión mucho más explícito entre Frank y Cora - desde entonces la mesa de cocina donde Cora amasa el pan tiene un significado especial -, sobre todo si la vemos en versión original, la pasión es indescriptible. Para Rafelson la pulsión sexual es el motor de la acción, un deseo irrefrenable que lleva a los amantes a “planear” su futuro.

La película es una cruda reflexión sobre el poder destructor de la pasión sexual desde una óptica primaria, casi salvaje, atendiendo a un triangulo de seres que buscan una salida a su mediocre existencia. Jack Nicholson (Frank Chambers) amigo de Rafelson, crea un personaje sin histrionismos, inolvidable, mientras que Jessica Lange (Cora) está en el cenit de su carrera con el personaje, más atractiva y carnal que nunca, excelente la adaptación del dramaturgo David Mamet. Su guión muestra claramente la inexorabilidad de los mecanismos de poder como elementos represivos de una pasión subversiva y la cruel fatalidad del destino.
Antonio Morales
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