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Voto de Antonio Morales:
10
Comedia En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ... [+]
30 de enero de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de las obras maestras de Berlanga y del cine Español. Fue su primera colaboración con Rafael Azcona como guionista, con el que formaría luego un equipo indestructible para el resto de su filmografía, exceptuando su última película. El humor esperpéntico del escritor riojano y el sentido de la comedia coral del cineasta valenciano han creado joyas como: “Patrimonio Nacional” y “La vaquilla”. Berlanga comentaba que las líneas argumentales las solía trazar él y Azcona ordenaba y estructuraba el relato dándole forma al mismo.

La película es una sátira despiadada de la España de principios de los sesenta, que cuenta las tribulaciones de un pobre hombre propietario de un motocarro para repartos, que ha sido contratado para una cabalgata navideña de caridad de una pequeña ciudad de provincias. Plácido (genial, Cassen), para evitar la protesta de una letra por pagar de su vehículo, intentará detener el procedimiento notarial a la vez que cumple como puede con sus obligaciones para con los organizadores de la campaña.

El origen de “Plácido” se halla en una campaña de Navidad que Berlanga vio en Valencia bajo el lema: “Siente un pobre a su mesa”, título que tenía que llevar la película, pero que no pudo ostentar por alambicadas razones de censura. A esta idea se fueron añadiendo otras como la participación de artistas en una subasta, entre otros personajes esperpénticos. Fiel a su estilo, Berlanga organiza el film como una gran farsa coral alrededor del eje representado por Plácido y su motocarro.

Los planos secuencia son de gran maestría y crean la atmósfera de ceremonia de la confusión. Por otra parte, la sátira berlanguiana, con ser inclemente, no procede nunca de un sentimiento de rabia personal, sino que es una visión lúcida de las cosas, animada por una profunda ternura hacia el ser humano en sus aspectos más ridículos o en sus actitudes más mezquinas.
Finalmente resaltar los extraordinarios trabajos de los actores, destacando si cabe, Elvira Quintillá, José Luis López Vázquez y Manuel Alexandre. Imprescindible para los amantes del cine.
Antonio Morales
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