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Voto de Antonio Morales:
6
Drama. Bélico Marisa Fuenterreal recuerda los días de la resistencia en el santuario de la Virgen de la Cabeza. Allí conoció a Aracil, un hombre de ideas extremistas que la salvó de las tropas enemigas, y luego al capitán Cortés, que murió en la batalla final junto a la mayoría de los defensores. (FILMAFFINITY)
19 de julio de 2016
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es la máxima que luce en la pared del despacho de mando, hermosas palabras que para mí guardo como grato recuerdo de esta película, mis experiencias con el cuerpo han sido positivas a nivel personal, siempre me sentido protegido y respetado, tampoco tenía nada que temer, es más, siempre me han ayudado en la carretera, cuando he tenido problemas mecánicos, incluso tengo un compañero independentista que me confesaba que prefería a la benemérita de tráfico en lugar de los "mosos de squadra", una panda de inútiles que sólo ponen multas, según sus textuales palabras. Incluso son humillados con sueldos inferiores a otros cuerpos de seguridad nacionales y autonómicos, no creo que mejoren la calidad del servicio hablando catalán o euskera para tener sueldos más altos. También recuerdo unas inundaciones en Bilbao donde la benemérita salvó a muchos vascos de la corriente del agua que arrastraba lo encontraba a su paso.

Un film bélico de una explícita heroicidad que debemos valorar en su perspectiva histórica, referida al cuerpo de la guardia civil, no olvidemos que es y ha sido siempre una institución militar, por lo que siempre estuvo a las ordenes de sus superiores jerarquicos, su misión nunca fue la política, sino defender la ley y acatar las ordenes recibidas. Como todo cuerpo está compuesto por personas algunas admirables y otras no tanto, que están en la mente de todos, quizás les suene Luis Roldán o Antonio Tejero, dos zascandiles que denigraron una institución que sufrió el terrorismo etarra con la sangre de sus componentes incluyendo sus cuarteles con sus mujeres y niños, recuerdo las masacres de Vic o Zaragoza, durante los mal llamados “años de plomo”, esos en los que alguno recurría a la repugnante disculpa de “Algo habrá hecho...”.

Basada en un hecho real, el asedio por parte de las fuerzas republicanas al santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, al mando de un oficial de la guardia civil, el capitán Santiago Cortés (un excelente Tomás Blanco) y sus hombres. Film épico de exaltación patriótica, aunque a diferencia de otras más radicales y belicosas que ensalzaron la dictadura, aquí lo que impera es el aspecto humano. Por supuesto, es lo que yo más valoro de la película, por encima de ideologías, pues ambos bandos son españoles con sus motivos irreconciliables, las dos españas que 40 años después, se habían reconciliado con la democracia, parece que ahora la izquierda pretende reinventar el pasado sembrando el odio y la división. Arturo Ruiz Castillo y Jose M.ª Amado productor, eran de ideología republicana, aquí no hay consignas ideológicas ni se insulta a nadie, sean de uno u otro bando. Lo que sí se muestra es una guerra fratricida entre hermanos. La historia de amor que no puede faltar, la protagonizan un notario republicano, Luis de Aracil (Alfredo Mayo) que intentando salvar a una dama, Marisa (Beatriz de Añara) recalan en el fortín asediado y en el que en principio no es bien recibido.

Es ella, con su cálida voz, la que nos relatará los hechos acaecidos en un largo “flash back”. Y es que el conocimiento del pasado nos hace entender el presente, lo que nos ayuda a construir un futuro mejor. Cuando perdemos la memoria dejamos de ser nosotros mismos. Por consiguiente, un pueblo que no tiene memoria pierde también su identidad. Y ahora ya me podéis fusilar por ser políticamente incorrecto.
Antonio Morales
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