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Voto de Mesonikis:
1
Comedia Teodoro, un ingeniero español que es profesor en la Universidad de Oklahoma, regresa a España para disfrutar de un año sabático. Al llegar, se entera de que su padre ha matado a su madre y, para compensarlo de la pérdida, le ha comprado una moto con sidecar para viajar juntos. Así es como llegan a un remoto pueblo de montaña que parece desierto; lo que ocurre es que todos los vecinos están en la iglesia, porque la misa es un auténtico ... [+]
30 de abril de 2020
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando he entrado en la ficha de El fantasma de la libertad, película de Luis Buñuel de 1974 que, con un sentido del humor exquisito, muestra un mundo surrealista donde las cosas suceden al revés, me ha llamado la atención no encontrar ni un solo diez en las valoraciones de los usuarios. Sin embargo, el número de dieces que he encontrado en la de Amanece que no es poco es abrumador.
Bien, con semejante precedente, consideré más que oportuno ver dicha película de José Luis Cuerda. Y la verdad es que me dispuse a disfrutar de lo lindo durante la hora y cuarenta minutos que dura. Nada más lejos de la realidad.
El mal gusto en forma de chascarrillos sobre el uxoricidio (el asesinato de la esposa, para quienes no conozcan la palabra), el incesto, el alcoholismo, el tópico de la incultura pueblerina y demás platos de peor catadura se daban la mano con escenas de musical que, en vez de despertar mi admiración por las habilidades de los cantantes, lo único que me provocaron fue una auténtica vergüenza ajena.
En definitiva, noventa minutos de insufrible tortura para ver un batiburrillo de idioteces sin gracia ni la menor lógica dentro del absurdo, pues no hay que olvidar que el humor surrealista, que es lo que pretende ser este engendro, posee un sentido por muy disparatado que parezca a simple vista (prueba de ello la tenemos con el titulo que he mencionado de Buñuel y también con otros que, aun no perteneciendo al género del séptimo arte, merecen tenerse en cuenta en este género, como puede ser Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura).
Por lo tanto, y aunque algunos ‘intelectuales’, que han encumbrado esta película al Olimpo del celuloide, me consideren un idiota por no encontrarle la gracia, me sumo al grupo de quienes aborrecen esta ‘magnífica obra de arte’.
Mesonikis
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