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Comedia. Romance
Vicky (Rebecca Hall) y Cristina (Scarlett Johansson) son dos jóvenes norteamericanas que van a Barcelona a pasar unas vacaciones de verano. Vicky es sensible, racional y tiene intención de casarse; Cristina es apasionada y busca aventuras emocionantes; en realidad, no sabe muy bien lo que quiere, pero sabe perfectamente lo que no quiere. En Barcelona, ambas se ven envueltas en una relación poco convencional con Juan Antonio (Javier ... [+]
2 de abril de 2011
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según varios críticos de cine, ha llegado la hora de que Woody Allen empiece sus trámites de jubilación, o de que al menos se tome vacaciones. "Vicky Cristina Barcelona" es, sin duda, un argumento pertinente a dichas aseveraciones. El Sr. Allen jamás había filmado algo tan esnob, superfluo e inane como esta pseudo-comedia sexual.
Hall y Johansson son dos turistas norteamericanas en la ciudad en cuestión; la primera es reservada y cerebral, mientras que Johansson hace de chica pretenciosa y liberal. Ahí conocen a un estereotipo de pintor bohemio (Bardem) que les hace una 'propuesta indecorosa' de tipo triangular. A partir de ahí se disparan los hechos de una película acartonada y ridícula, con el infortunio adicional de una voz en off completamente fuera de lugar, misma que nos acompañará toda la película. Un inexplicable (e innecesario) viaje a Oviedo da lugar a los previsibles y sosos roces eróticos entre los personajes (Allen nos deja claro que, o bien 1) quiso dar cierto lugar a la ciudad que le concedió el premio Príncipe de Asturias; o también 2) que el Estado español insistió en que se filmara una propaganda turística paralela a la historia principal).
Los diálogos son sencillamente malos, pero se quedan cortos frente a la insufrible narración: "Vicky estudia un máster en identidad catalana", "Rodeada por intelectuales, escritores, artistas y personas con talento, Cristina se sintió muy a gusto bla bla bla". Todo aquí es artificio y banalidad, ya que no se respira autenticidad ni introspección en las "relaciones amorosas intensas" a las que tanto se hace alusión. Hall hace bien su papel, pero éste es gradualmente pasado a segundo plano, con pocas probabilidades de volver a captar la atención del espectador (Me da pena por Patricia Clarkson, con lo buena actriz que es, reducida a una aparición vacía, cuya única función en el film fracasa estrepitosamente). Por otro lado, María Elena (Penélope Cruz), al ex del pintorcete, es el único personaje con algo de matices (y sentido del humor malicioso), sin embargo, también es tirado a la basura por un Allen inspirado por el despropósito y el chambismo.
Hall y Johansson son dos turistas norteamericanas en la ciudad en cuestión; la primera es reservada y cerebral, mientras que Johansson hace de chica pretenciosa y liberal. Ahí conocen a un estereotipo de pintor bohemio (Bardem) que les hace una 'propuesta indecorosa' de tipo triangular. A partir de ahí se disparan los hechos de una película acartonada y ridícula, con el infortunio adicional de una voz en off completamente fuera de lugar, misma que nos acompañará toda la película. Un inexplicable (e innecesario) viaje a Oviedo da lugar a los previsibles y sosos roces eróticos entre los personajes (Allen nos deja claro que, o bien 1) quiso dar cierto lugar a la ciudad que le concedió el premio Príncipe de Asturias; o también 2) que el Estado español insistió en que se filmara una propaganda turística paralela a la historia principal).
Los diálogos son sencillamente malos, pero se quedan cortos frente a la insufrible narración: "Vicky estudia un máster en identidad catalana", "Rodeada por intelectuales, escritores, artistas y personas con talento, Cristina se sintió muy a gusto bla bla bla". Todo aquí es artificio y banalidad, ya que no se respira autenticidad ni introspección en las "relaciones amorosas intensas" a las que tanto se hace alusión. Hall hace bien su papel, pero éste es gradualmente pasado a segundo plano, con pocas probabilidades de volver a captar la atención del espectador (Me da pena por Patricia Clarkson, con lo buena actriz que es, reducida a una aparición vacía, cuya única función en el film fracasa estrepitosamente). Por otro lado, María Elena (Penélope Cruz), al ex del pintorcete, es el único personaje con algo de matices (y sentido del humor malicioso), sin embargo, también es tirado a la basura por un Allen inspirado por el despropósito y el chambismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
(continuación con 'spoiler')
Está muy claro que, al no poder articular con pericia el conflicto medular de sus caracteres con el desarrollo de la historia, Allen opta por desaparecerlos temporalmente (la luna de miel de Vicky en Sevilla, el 'momento de reflexión' de Cristina en París), dejando así que su película naufrague por completo. Lo comprobamos con María Elena, quien sufre el mismo destino. Si a esto le añadimos que el trío Bardem-Cruz-Johansson no transmite nada de pasión, no queda otro remedio que confirmar nuestras sospechas: aquí huele a película de encargo.
El resultado global es un escaparate de clichés sin la más mínima gracia (eso sí, mucho Gaudí por todas partes). Lamentablemente queda esa pegajosa e insoportable musiquilla taladreándonos los tímpanos. Allen se muestra como un turista frívolo, repitiendo anacrónicamente las mismas situaciones cargantes que distinguieron a sus personajes de Manhattan, ahora depositadas en unos pintores españoles 'intensos' y en dos chicas americanas que se dan cuenta que no saben nada de la vida. Qué bonito desenlace.
Evítenla a toda costa si desean conservar su buena estima por el neoyorquino.
P.D. Peor título, imposible.
Está muy claro que, al no poder articular con pericia el conflicto medular de sus caracteres con el desarrollo de la historia, Allen opta por desaparecerlos temporalmente (la luna de miel de Vicky en Sevilla, el 'momento de reflexión' de Cristina en París), dejando así que su película naufrague por completo. Lo comprobamos con María Elena, quien sufre el mismo destino. Si a esto le añadimos que el trío Bardem-Cruz-Johansson no transmite nada de pasión, no queda otro remedio que confirmar nuestras sospechas: aquí huele a película de encargo.
El resultado global es un escaparate de clichés sin la más mínima gracia (eso sí, mucho Gaudí por todas partes). Lamentablemente queda esa pegajosa e insoportable musiquilla taladreándonos los tímpanos. Allen se muestra como un turista frívolo, repitiendo anacrónicamente las mismas situaciones cargantes que distinguieron a sus personajes de Manhattan, ahora depositadas en unos pintores españoles 'intensos' y en dos chicas americanas que se dan cuenta que no saben nada de la vida. Qué bonito desenlace.
Evítenla a toda costa si desean conservar su buena estima por el neoyorquino.
P.D. Peor título, imposible.