Recuerdo que me reí mucho en la sala de cine cuando vi esta película. Tiene momentos de humor negro geniales. Supongo que no es una clase de humor para todos los públicos (y menos ahora, que con el escaso sentido del humor imperante no dudo que aparecieran legiones de ofendidos en las redes sociales defendiendo su quema en la hoguera de la estulticia). Se agradece mucho el humor políticamente incorrecto. Muchísimo. Es muy sano. Quizás si la estrenaran hoy día no gozaría del éxito comercial con el que contó a finales de los años ochenta (¡ay, cómo echo de menos esa década!). Los años ochenta: tiempos de verdadera libertad creativa y humor corrosivo y sarcástico. En fin. A destacar el magnífico trabajo del gran actor John Cleese (del cual soy admirador incondicional) y la actriz Jamie Lee Curtis.