Haz click aquí para copiar la URL
Colombia Colombia · Medellin
Voto de Risaenlameca:
9
Comedia. Drama. Romance Ansa es soltera y vive en Helsinki. Trabaja con un contrato de cero horas en un supermercado, abasteciendo los estantes; luego clasifica el plástico reciclable. Una noche se encuentra accidentalmente con el igualmente solitario trabajador Holappa, un alcohólico. Contra todo pronóstico y malentendidos, intentan construir una relación. Como resultado, Holappa logra controlar su adicción al alcohol.
2 de abril de 2024
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo es lento, la palabra escasea pues no quiere rendirse al ornamento. Los cuerpos solo posan, se reducen a simples gestos, nada se mueve en tiempo real, somos sumergidos en un ritmo atemporal, en el ritmo de las almas, las almas pacientes, resignadas, vivientes y muertas a la vez.
No hay olor, no hay sabor, el mundo aquí es una escenografía, un montaje de cartón pálido contrastado por olas de color rojo, color naranja, el color del alma, de la ilusión, de la vida, de la presencia que nunca se irá, que se resiste a ser tragada, devorada por el azul de lo falso.
Todo va tras la esencia, tras el sinsentido del vivir, del estar aquí; pero la belleza y la esperanza hace que los corazones se miren, se encuentren. Secretos que nunca nos revelaran, que nunca tendrán voz, solo se nos entrega el latir de otro a nuestro lado, un latir ajeno pero que también es el nuestro, nos alineamos como si no hubiera nada más, no queremos descifrar el dolor, solo ir tras el encuentro. Perdonarse, salvarse, sin pedir, sin buscar.
No hay besos, no hay tacto, no hay sexo, no hay piel descubierta; el encuentro está detrás de la nada, en la oscuridad de cada uno. Solo hay llamadas de auxilio y despedidas constantes para luego encontrarnos de nuevo. Entregar nuestro secreto a otros sin ni siquiera pronunciarlo. Hacer pactos de verdad, pactos hoy que se deshacen mañana y nada cambia y lo sabemos y volvemos a empezar.
Las noticias, los días en el calendario, son las mismas miserias de siempre. Que no constituyen el presente, bucles de destrucción sin tiempo … atrás y adelante, que importa que año es… ahí nos quedamos, perdidos, impotentes en el tiempo que no tiene compasión. Pero nos sostenemos, porque no luchamos, aceptamos y nos rescatamos de debajo del tren, atendemos el grito desesperado de la muerte para escaparnos de el y amar con nuevas formas, nuestras propias formas, un canto triste pero que huele a revolución, autentica revolución.
Solo hay simples teléfonos… hay notas, papeles que se pierden y timbres que alegran o desahucian. Cuidar del otro, cuidar de nosotros, rescatarnos una y otra vez y devolvernos al amor.
Perdonarlo todo. En mí, En el otro. En el mundo.
Risaenlameca
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow