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España España · Alcalá de Henares
Voto de cinefilico:
7
Drama John Halder (Viggo Mortensen), profesor de literatura en la Alemania de los años 30, es un buen ciudadano que poco a poco comienza a sentirse seducido por las ideas nazis. Los problemas familiares de Halder (una mujer neurótica, dos hijos que requieren atención y una madre que sufre demencia senil) lo llevan a publicar una novela en la que aboga por la eutanasia compasiva. Su libro le resulta muy útil al régimen para apoyar la ... [+]
24 de mayo de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Good es una obra de teatro sobre John, un profesor universitario alemán en pleno ascenso del nazismo que no comparte los ideales políticos que están floreciendo por el país. Pero éste se verá obligado a entrar en el partido si no quiere ser despedido.

Típico, pero interesante argumento es el que se presenta cuando entras en la sala del cine… y sales con la sensación de que has visto una buena película (excepto por los momentos en los que Mortensen tiene delirios, dos escenas vergonzosas) pero lenta y fría. Demasiado lenta y demasiado fría (mejor verla en un momento en el que estás bien despejado, porque te puedes dormir).

Y es que el casi novato Amorim ha acusado su inexperiencia y los fallos de dirección son muy visibles a lo largo del metraje. Viggo Mortensen crea un personaje sentido y contenido, y se le ve claramente la vergüenza que siente al tener que saludar a los militares, pero su actuación no deja de ser correcta. En cambio la protagonista, Jodie Whittaker, parece que no entiende lo que hace su personaje. Whittaker interpreta a una estudiante, que casualmente tiene la típica belleza aria, que se enamora perdidamente de su profesor de literatura (Mortensen) y hace que este olvide a su mujer, que se dedica exclusivamente a tocar el piano, de una madre con tuberculosis, sus dos hijos, su amigo judío…

Precisamente en estos dos últimos personajes es donde la película coge más fuerza. Morís (gran interpretación de Jasson Issacs) es un psicoanalista judío que dio su vida en la gran guerra por Alemania (donde conoció a John) y que ahora se niega a abandonar su país por unos ideales que florecen por momentos en los ciudadanos.

Pero sin duda son los escasos minutos en los que aparece la madre de John (portentosa interpretación de Gemma Jones). El personaje es utilizado por el autor para hacernos ver a un hombre familiar pero que se ahoga dentro de sí mismo. Y esta sensación queda muy bien reflejada en el excelente trabajo de Adrienn Asztalos y Daniele Drobny en la dirección artística que crean tres mundos muy distintos: blancos y mármoles para las escenas donde prolifera el nazismo; sombras, negros y multitud de muebles para crear la asfixia que vive el protagonista con su familia; y rojos, verdes y azules para las escenas con su amante.

Cabe destacar también un buen trabajo de fotografía de Andrew Dunn y una correcta banda sonora, basada en un piano, un violín y algo de viento metal, Simon Lacey.

En definitiva, una buena película, que de tener un director más consistente podría haber sido grande.
cinefilico
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