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Voto de Vivoleyendo:
8
Fantástico. Drama. Infantil Una historia navideña sobre la ilusión, la generosidad y la amistad ha convertido a esta película en la más taquillera de la historia de Finlandia. (FILMAFFINITY)
26 de agosto de 2009
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace muchos años, mis padres me contaron que, en la noche de Navidad, los Reyes Magos hacían una excepción en nuestro honor (mío y de mis hermanos), y que adelantaban su fecha anual desde el 6 de enero al 25 de diciembre para pasarse por nuestra casa y dejarnos los regalos que pedíamos.
Mis padres eran adeptos al mito de los Reyes Magos, más que al de Santa Claus, pero preferían que los Reyes nos trajeran los regalos la noche de Navidad, para que tuviéramos tiempo suficiente de disfrutar de los juguetes nuevos en las vacaciones. También nos contaron la historia de Papá Noel y supieron conciliar ambos mitos. Santa Claus, en la Nochebuena, se ponía de acuerdo con los Reyes para que éstos vinieran a nuestra casa en su lugar, pero eso no le impedía dejarnos otros regalos de su parte en los hogares de parientes nuestros, que siempre recogíamos al día siguiente.
De ese modo, yo crecí creyendo en ambas leyendas, y en mi imaginación esos cuatro legendarios personajes se cruzaban en la noche que para mí y para tantos niños era la más emocionante del año, y hasta los veía conversando amigablemente en algún alto del camino.
Como no teníamos chimenea, les pregunté a mis padres, con esa lógica demoledora de los pequeños, cómo hacían los Reyes o Santa Claus (en el caso de que éste quisiera entrar en casa) para colarse. Ellos me explicaron que les dejaban la llave de la puerta principal escondida en el rellano de la escalera, y yo lo acepté como algo obvio. Pero nunca pregunté cómo se las arreglaban para repartir tantos regalos en una sola noche. Sencillamente, yo creía firmemente en su poder mágico. En aquellos años en que yo portaba aquel velo dorado delante de los ojos, todo era posible, la magia era magia de verdad y los milagros sucedían.
Cada Nochebuena me iba a la cama con los nervios a flor de piel, sabiendo que debía dormirme pronto (los Reyes eran muy modestos y preferían no dejarse ver para hacer su trabajo, así que yo debía estar dormida), y habiendo visto el cubo de agua para los camellos y los vasos de leche para Sus Majestades. Pensaba que no podría pegar ojo, pero finalmente caía como un leño y pocas horas después saltaba de la cama con el corazón batiendo.
Corría al salón y allí estaban.
Los regalos.
Nunca he vuelto a recuperar aquella felicidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vivoleyendo
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