Me gustó esta película de guión compasivo, en el sentido de "No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15, 9-17).

Sin duda, la película tiene alma, tiene religiosidad y tiene la esencia de toda religiosidad, religión o fenomenología religiosa: LA MISERICORDIA.

Ver esta cinta no crea malos sentimientos, todo lo contrario acicatea al bien, a la generosidad, a dar lo más preciado de uno mismo por los demás, sobre todo por los demás que son mejores, que son personas buenas de las que bienaventurizan.

Les aconsejo que vean esta película, al igual que las clases de religión que recibíamos en la escuela cuando eramos muchachos, no enseña nada malo sino valores religiosos, de corazón, de bondad, de darse a los demás, de humanismo en su máxima esencia; en definitiva un contenido que no genera traumas ni esclavitudes sino todo lo contrario: vida dadora de vida.