Un inconveniente no menor que presenta este filme es el de su difícil comprensión si no se tiene conocimiento de qué va el juego en que se basa. Aún así, posee diferencias con el mismo y por ende se crea un panorama tan ambiguo, que entender el filme sin caer en libres interpretaciones se hace una tarea bastante compleja.
Creo haber entendido el filme, aunque me tomó bastante trabajo como el de la lectura de material adicional. Y en ello me quiero detener, no hay una explicación oficial, sino varias impresiones muy subjetivas que por lo menos se agradecen como para poder cerrar la esencia de este filme. El mismo de por sí está mal explicado, no hay claridad en los diálogos fundamentales como para que tengamos la oportunidad de llegar a redondear el concepto básico de Silent Hill como película, que al parecer es distinto al del videojuego.
Insisto en un pensamiento muy personal y es que un filme tiene que tener la independencia necesaria como tal para que en el desarrollo del mismo se le de al menos la oportunidad al espectador de poder percibir y comprender las situaciones fundamentales que dan sentido al mismo. Bueno, allí falla esta adaptación de Silent Hill del francés Christophe Gans, en su fuerza narrativa para desarrollar la historia. Le falta precisión y claridad en la descripción del argumento en sí, y ello indefectiblemente hará que un gran porcentaje de los espectadores se sientan desilusionados al no llegar a aprehender la esencia mínima del conflicto de la película.
Claro que en contrapartida, Gans propone una puesta en escena magnífica creando unos ambientes de antología. Gran ambientación como hacía tiempo no se veía, el cual se disfruta mucho y le da una estética a esta cinta muy peculiar al utilizar un gran contraste en la descomunal fotografía. Y si a ello le sumamos la inquietante banda sonora, estamos en presencia de una gran adaptación en cuanto a climas y atmósferas, ideal y justa para este subgénero que ya parece estar establecido como es el del videojuego.
En el plano de las actuaciones, decir que ya Radha Mitchell había demostrado que tiene pasta para este tipo de papeles (recordemos "Pitch Black") y aquí lo vuelve a refrendar con suficiencia y convicción. El resto del elenco acompaña bien sin grandes demandas desde el guión.
En fin, un filme que te sumerge en una inextricable pesadilla multidimensional que no da respiro, una pena que no hayan iluminado un poco más la trama en sí como para poder disfrutarla en primera instancia sin tener que recurrir a anexos explicativos complementarios. En verdad que la idea en sí daba para una gran película, faltó capacidad de narrarla en forma más comprensible.