¿Porqué es uno de los mejores westerns de la historia "Horizontes de grandeza"?. Porque lo dirige un especialista clásico William Wyler, porque la música de Jerome Moross ha quedado como la banda sonora de cualquier cosa del oeste en la que pensemos y porque el guión realizado entre 5 no da pie al descanso narrativo, manteniendo la tensión y el interés cada minuto de su largo metraje. Una pbra maestra por la que no pasa el tiempo. Y en elenco de actores difícil de repetir en papeles tan adecuados a sus físicos y cualidades que encarnan habitualmente.
James McKay (Peck), un capitán de la marina llega desde el civilizado Este americano, a las desérticas llanuras de Texas para casarse con Pat Terrill (Carroll Baker), la hija del ganadero mas poderoso del lugar,el viejo Henry Terrill (Charles Pickford).
Las líneas argumentales se resumen en la decepción que trae Kames McKay al oeste con sus valores del mundo nuevo y progresista del este donde no hay tanta cabida a la violencia y sí mas al diálogo, menos a las armas ni a la venganza y más a la convivencia y el perdón. Valores que en el desalmado oeste de los vaqueros no tienen lugar de ser. El pobre McKay ,vestido como un dandy símbolo de la civilización, incomprenfida, es ridiculizado por esto solo a su llegada por una banda de pistoleros ociosos, los hijos de Hannassey. El único hombre capaz de frenar al rudo hijo mayor de este clan es el capataz de Terril Steve Leech (Charlton Heston), que sufre dos conflictos, estar enamorado de Patricia, la prometida de Mckay y ser el hijo natural adoptado de su patrón, que aún en desacuerdo con él, le secunda en todos suis desmanes autoritarios de castigo contra los Hannassey.
En este ambiente de tetosterona polvoriento poco tiene que hacer McKay. Su novia no cree en él, así que él poco a poco se va acercando a Julia Maragon ( bellísima Jean Simmons) poseedora de la única finca con agua de la zona capaz de dirimir los dilemas que hay entre las familias Terril y Hannassey. Ambos cabezas de familia representan los viejos tipos del oeste y en un duelo personal de odio que se dirimirá en un cara a cara.
Burl Ives (Rufus Hannassey) recibe el oscar por un papel que hubiera bordado Orson Welles. Antológicas las escenas de la entrada en la fiesta de Terril y los parlamentos con su hijo mayor, el perfecto desalmado Chuck Connors, especialista en malvados de western o gagnsters.
Nuestro héroe Gregory Peck lo borda en contención, demuestra así mismo y no a ojos de los demás su hombría. El episodio con Trueno memorable al igual que el duelo a puñetazos con el rudo Heston. Todo se tiene que demostrar por la fuerza en ese mundo salvaje y él es capaz de jugar al mismo absurdo juego.
Un povp de justicia divina soluciona el final. Los personajes evolucionan y cierta luz recae sobre "The Big Country". Un espectáculo inolvidable