Ni vence ni convence. Trece años después de emocionar (más o menos a quién y depende en qué época a cada uno) y bañarse en el reconocimiento del público y la crítica con "Bailando con lobos", Kevin retoma el rifle. Pero al contrario de Eastwood (que fue creciendo), Kevin "desrrecorre" los pasos andados. Va hacia atrás, a peor. Ni Robert Duvall salva los trastos.Ni Annette Bening. Ni el merchandising de oeste crepuscular.

En una película larga si precisas 26 primeros minutos para no contar nada, mal empieza la cosa. Vacas, verdes praderas, bichos volando, y dos amigos, un expistolero con ex familia ( Robert Duvall) y Charlei Waite (Kevin Costner) un exsoldado atormentado. Luego, el resto de la cohorte campestre, un gordito, un noble mexicano, y un perro. Así contentamos a todas las minorías etnicas y animalísticas. Claro que ya sabemos que son los primeros que van a peligrar o morir. Así nos da más pena y argumento a la venganza.
Venganza ¿contra quién? contra el mal ranchero cacique que quiere echar a los pobres ganaderos de sus tierras y su paso por Harmonyville. En su "advertencia" se pasa de la raya y ya está. Argumento para otra hora y media más. Lo demás, relleno. El tiroteo final, supuestamente espectacular de la matanza, son todo fuegos de artificio, mucho sonido a tope y mucho humo.Algo que se ahorró en bailando con lobos que justamente daba poética en vez de humo. Decepción a la expectativa esperada. Éste era uno de los casos en los que retirarse en lo alto era una buena opción.