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Voto de Gunnar Hansen:
5
Terror. Thriller Una misteriosa toxina en el agua convierte a cualquiera que esté expuesto a ella en un asesino sin escrúpulos. Los residentes de un pequeño pueblo agrícola empiezan a sucumbir a un desenfreno incontrolable de violencia y la escalofriante masacre acaba en una sanguinaria anarquía. En un intento por controlar la epidemia, el ejército envía una fuerza de élite a bloquear los accesos a la ciudad, aislando a los pocos ciudadanos no ... [+]
31 de mayo de 2010
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mitad de este inusitado auge de los remakes, Romero parece dispuesto a revisitar su filmografía más clásica. Ya en los 90, dirigiendo el mago de los FX Tom Savini, se lanzó una buena y salvaje revisión de su pionera película La Noche de los Muertos Vivientes. Hace no mucho, Zack Snyder rodaba guión de Romero para una libre reinterpretación del Amanecer de los Muertos. Ahora, Romero recupera su cuarta película, The Crazies, para adecuarla al fluir de los tiempos modernos y regalarnos una nueva obra de terror, más acorde a la sincronía actual, momento temporal de turbulencias y tribulaciones en cierta manera próximo al contexto histórico en que se gestó el original. Es esa proximidad histórica entre dos períodos de crisis (años 60-70, presente) la que habilita este asombroso resurgir del terror, las pandemias víricas y apocalipsis varios.

The Crazies, versión 2010, es una actualización y puesta al día del terror de Romero. Sus prístinas obsesiones, ese poder corrupto y despótico, casi omnímodo en su despliegue y praxis en contraste con los impotentes ciudadanos, la ausencia de seguridad en un mundo violento, egoísta y salvaje, la soledad extrema a que se enfrentan los protagonistas, una sociedad vacía, insustancial e incapaz de enfrentar cooperativamente los problemas hasta el punto de convertirse en su propia ejecutora y verdugo... son tan actuales como parecen indicar la proliferación de títulos apologéticos del final de los tiempos, de crisis económica y del desamparo de los ciudadanos ante gobiernos inoperantes y autócratas. En esta coyuntura de decaimiento anímico, Romero, atento como siempre, produce esta película que condensa su imaginario particular.

Si bien la obra de referencia era fácil de superar dados sus escasos y puntuales méritos, amén del irrisorio presupuesto que casi la rebajara a nivel aficionado, la versión que nos ocupa no lo hace con la solvencia esperada. Arranca bien, con premisa manida pero satisfactoria para el fan del género: un pueblo medio de EE.UU., estilo de vida usamericano, verá como sus amables y ufanos habitantes comienzan a ser menos ufanos y amables para emprenderla a tiros, hachazos, con fuego o con la misma horca de la portada de la cinta, si la ocasión lo merece, con sus aturdidos convecinos. La causa, que se nos revelará a lo largo del metraje, no es otra que la típica contaminación del agua por agentes patógenos experimentales del gobierno.

¿A alguien le suena? A partir de aquí, la tríada protagonista huye tanto de un ejército ineficaz y hostil como de sus enajenados coterráneos que les acosarán en el cercado villorrio. El empaque tópico del producto no termina de desmerecer la totalidad de la obra, con buenos momentos en su desarrollo que la salvan del naufragio aunque, eso sí, sin elevarla mucho más allá de la media.

Considero, se podía haber pedido más a uno de los puntales del terror contemporáneo así como padre putativo, entre otros, del gótico americano. Entretiene sin más.
Gunnar Hansen
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