Alfred Hitchcock coge una idea tan atractiva como inverosímil para embarcarnos en una película donde ya empezamos a ver que este señor puede crear atmósferas apasionantes, también en suelo estadounidense. No es casualidad tampoco, que se encuentre muy cómodo dirigiendo a un muy correcto reparto, con James Stewart a la cabeza, magnífico intérprete que aquí muestra un personaje mucho más agradable que su extraño y fascinante protagonista de esa obra maestra que es "Vértigo".

Un duelo intelectual entre un admirado profesor y dos alumnos tan precoces como inhumanos, me parece terriblemente atinado que haya una crítica a "La soga" en este portal donde se habla de Nietzsche. Hay una choque de filosofías muy interesante, que se alterna en un cuarto donde aparentemente todo funciona, en una cena agradable, pero que tiene sus cadáveres a los potres.

Si algún día se quieren llevar las obras de este legendario cienasta a los teatros o los seriales de radio, "La soga" exigirá muy poco esfuerzo, ya que es una cinta donde lo fascinante son los diálogos y los personajes (aunque algunos de ellos sean un poco increíbles, por la situación que plantean). Tal vez de haberlos conocido antes de esa encantadora velada, hubiéramos podido verlo de otra manera, compadecerlos, quererlos, odiarlos o admirarlos...

Es, a mi modesto juicio, el único y gran problema de esta atrapante obra de suspense, parece más un artificioso, ingenioso y rocambolesco juego mental entre tres personajes, antes que una historia, aunque los personajes secundarios están bien cuidados y bien tratados por este hábil director que ya empezaba a mostrar de qué pasta estaba hecho.

No sé por qué, estoy recordando cómo moría la primera mujer del policía interpretado por Orson Welles en "Sed de mal"...