Luego tenemos también al inversor en petróleo que acaba tornándose en la propia Dreamstone. Claramente no es <<EL MALO DE ESTA PELÍCULA>> pues tiene un hijo al que abraza y eso es de buena persona. De hecho, en un ejercicio de reflexión y planificación decide intentar destruir el mundo para demostrarle que se esfuerza en ser un buen padre del que pueda sentirse orgulloso mientras le desatiende y abandona en mitad del Apocalipsis.

En medio del clímax final donde el inversor está a punto de arrasar a toda la humanidad se intercalan sin aviso unas imágenes, tan necesarias como en absoluto forzadas, donde vemos cómo maltrataron al inversor en petróleo cuando era pequeño. Los espectadores más avezados confirman entonces las sospechas que alumbraron cuando vieron cómo abrazaba a su hijo: inversor NO es un personaje de naturaleza malvada, sino alguien con buen fondo que se ve obligado a elegir el mal para sobrevivir a los golpes de la vida en este cruel mundo.

Quizá Warner Bros cruza aquí peligrosamente la línea entre película de acción y cine de autor, pues sin duda habría sido más sencillo mostrar todo esto con una breve escena en la que Wonder Woman pronunciara el nombre del personaje del inversor con gesto firme pero con empatía y un asomo de ternura. O quizá podrían haberle puesto un nombre genérico tipo <<PERSONAJE QUE HACE COSAS MALAS PERO TIENE BUEN FONDO>> para que todos entendiésemos correctamente lo que estamos viendo.

Hay otros dos personajes importantes en la cinta: el espíritu del exnovio de Diana y la científica rubia acomplejada. El papel de ambos es CRUCIAL para la evolución del desarrollo del personaje de Wonder Woman.

El espíritu del exnovio marca la absoluta dependencia emocional que una mujer necesita para reafirmar su carácter en cintas valientes como ésta que apuestan por dar el protagonismo a una figura femenina fuerte e independiente. También es necesario para la escena de varios minutos donde se prueba modelitos de los 80 que justifican de manera inapelable el "1984" del título de la cinta. En otra magnífica decisión de Warner Bros, esa escena de atuendos ochenteros cargada de nostalgia termina durando más que todas las escenas juntas donde se menciona a la otra referencia que permite encuadrar la cinta en su marco histórico: la Unión Soviética.

En cuanto a la científica rubia acomplejada, es clave para comprender mediante contraste lo maravillosa que es Wonder Woman como persona. Mientras Wonder Woman decide renunciar altruistamente a su novio a cambio solo de recuperar sus asombrosos poderes sobrehumanos, la científica rubia elige egoístamente los poderes sobrehumanos a cambio de renunciar a la bondad natural que sentía hacia un mundo que siempre la había maltratado y despreciado. Toda una lección moral a la altura de esta espectacular historia.

Por lo demás, las escenas de acción son fantásticas. La lucha de Wonder Woman contra una mujer-gato para la que sólo es rival mientras tiene su armadura de Caballeros del Zoodiaco pero a la que luego logra vencer sin problema aunque la mujer-gato la haya destrozado, es algo tan convincente como impactante.
El momento en el que todos los misiles nucleares de USA que fueron creados por la Dreamstone desaparecen al revertir todos los deseos es igualmente emocionante. Habría sido de agradecer que explicasen cómo eso provoca que todos los misiles nucleares que lanza la URSS (que ya existían antes de la Dreamstone) desaparezcan también, pero posiblemente para ello habría que haber suprimido uno o dos modelitos ochenteros de la escena nostálgica que referimos un poco más arriba y podría haberse comprometido todo el equilibrio narrativo de la película.

Sé que me dejo muchas cosas en el tintero, pero no puedo seguir hablando de la magia de esta cinta sin sentir un nudo de emoción en el estómago y se me hace difícil continuar.