La película empieza bastante bien, lo cual hizo que me quedara a verla. Fue un grave error, para cuando alcancé la mitad de la película, ya era tarde y decidí quedarme a ver el final.

La historia ha sido vista y contada antes, de maneras mucho más entretenidas. Analizando las referencias de las que bebe aparecen Ocean's Eleven (un grupito que quiere estafar a un casino), Origen (la idea de implantar ideas en el cerebro de otras personas, los mundos paralelos) o incluso Ahora me ves (unos magos que también saquean arcas ajenas).

De juzgado de guardia es la premisa sobre la que se sustenta. Un timador profesional adquiere una deuda y para timar a un casino decide reclutar a un equipo de superdotados (con poderes mágicos) para que le ayuden porque no es capaz de timar como se ha hecho toda la vida. Chico, dedícate a otra cosa, eso de timar no es lo tuyo.

Entre sus múltiples defectos encontramos un excesivo tiempo para presentación de los personajes. Si luego vas a introducir conceptos tan enrevesados como los mundos paralelos o la conciencia humana compartida, deberías aligerar otras partes de la película para explicar eso bien. O prescindir de la idea de los mundos paralelos, ya que aporta bien poco.
Provoca una especial perplejidad el giro que toman los acontecimientos hacia el final, con soluciones sacadas de la manga e inverosímiles.
El tratamiento de los personajes es nefasto. Allí solo importa el protagonista y su romance con la cámara. Sus interminables planos mirando al espectador y sus caras de embeleso consiguieron incomodarme más que las miraditas de Edward en Crepúsculo.
Me gustaron los rasgos de personalidad de sus compañeros de fechorías pero, evidentemente, no se exploran.
No hablo de Antonio Banderas porque no sale en esta película, quizás en algún fotograma.

Lo mejor: La presentación del timador protagonista
Lo peor: No gustará ni a fans de los superpoderes ni a fans de los timos en casinos.