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Comedia. Drama
Robbie es un joven padre primerizo de Glasgow que no logra escapar de su pasado delictivo. Se cruza en el camino de Rhino, Albert y la joven Mo cuando, como ellos, evita por poco la cárcel pero recibe una pena de trabajos sociales. Henri, el educador que les han asignado, se convierte entonces en su nuevo mentor y les inicia en secreto… en el arte del whisky. Entre destilerías y sesiones de degustación, Robbie descubre que tiene un ... [+]
4 de diciembre de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director británico Ken Loach siempre ha sido sinónimo de drama social, pero hasta en su película más dura y pesimista ha sabido hacerle un hueco a la risa. Sus personajes, que desprenden veracidad por todos sus poros, tienen la capacidad de empatizar con el espectador y protagonizar momentos que despiertan la sonrisa cómplice, porque hasta en la situación más difícil el ser humano tiene la capacidad de reír como válvula de escape.
Algunos espectadores podrían pensar que Loach se está ablandando con el paso de los años tras ver algunas de sus últimas obras. La Parte de los Ángeles o Buscando a Eric son películas donde la comedia ha ido ganando terreno al drama. Pero esta tendencia a la dulcificación de la realidad parece más una apuesta por no ahogar al espectador, que en muchos casos está sufriendo en sus propias carnes el drama derivado de la actual crisis. Y es que Loach nunca renuncia a agitar conciencias aunque utilice la risa como paliativo.
En su última película, La Parte de los Angeles, este siempre combativo cineasta aumenta aun más la cuota de comedia y la apuesta funciona, desatando una y otra vez la carcajada entre el público con un grupo adorable de perdedores a los que por una vez les sonreirá la suerte. A su vez, Loach no pierde la oportunidad de atacar a ese inhumano capitalismo en el que una persona es capaz de pagar una repugnante cantidad de dinero por una botella de whisky, mientras en la acera de enfrente otra no tiene nada que llevarse a la boca.
Algunos espectadores podrían pensar que Loach se está ablandando con el paso de los años tras ver algunas de sus últimas obras. La Parte de los Ángeles o Buscando a Eric son películas donde la comedia ha ido ganando terreno al drama. Pero esta tendencia a la dulcificación de la realidad parece más una apuesta por no ahogar al espectador, que en muchos casos está sufriendo en sus propias carnes el drama derivado de la actual crisis. Y es que Loach nunca renuncia a agitar conciencias aunque utilice la risa como paliativo.
En su última película, La Parte de los Angeles, este siempre combativo cineasta aumenta aun más la cuota de comedia y la apuesta funciona, desatando una y otra vez la carcajada entre el público con un grupo adorable de perdedores a los que por una vez les sonreirá la suerte. A su vez, Loach no pierde la oportunidad de atacar a ese inhumano capitalismo en el que una persona es capaz de pagar una repugnante cantidad de dinero por una botella de whisky, mientras en la acera de enfrente otra no tiene nada que llevarse a la boca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Loach vuelve a utilizar a actores semidesconocidos con rostros curtidos que dan el perfil de ‘tipo de la calle’, adecuándose al extracto social en el que sitúa su objetivo el director británico. En La Parte de los Ángeles, Roger Allam toma el testigo de intérpretes como Steve Evets (Buscando a Eric), Martin Compston (Felices Dieciséis), Peter Mullan (Mi Nombre es Joe), Bruce Jones (Lloviendo Piedras) o Robert Carlyle (Riff-Raff). Ni guapos, ni feos, ni altos, ni bajos, ni rubios, ni morenos, personas con las que te podrías cruzar cualquier día paseando por las calles de tu ciudad sin reparar en ellos. Tipos honrados, que luchan por sobrevivir en una jungla de asfalto.
En La Parte de los Ángeles, Paul Laverty, el guionista inseparable de Loach, vuelve a crear a una serie de personajes muy humanos, a los que la falta de oportunidades ha llevado por el mal camino. Todos ellos coinciden cuando acuden a realizar trabajos sociales para la comunidad tras evitar la cárcel y surge una camaradería que les llevará a dar un peculiar ‘golpe’. La película está protagonizada por un joven perdido que encuentra el camino gracias al whisky (no piensen mal) y a la solidaridad de sus amigos. En definitiva, una obra con un tono ligero, amable y esperanzador que, aunque lejos de las mejores obras de este director, no debería ser ignorada por los amantes del buen cine. Y es que Loach ha encontrado el antídoto a la crisis, la risa.
En La Parte de los Ángeles, Paul Laverty, el guionista inseparable de Loach, vuelve a crear a una serie de personajes muy humanos, a los que la falta de oportunidades ha llevado por el mal camino. Todos ellos coinciden cuando acuden a realizar trabajos sociales para la comunidad tras evitar la cárcel y surge una camaradería que les llevará a dar un peculiar ‘golpe’. La película está protagonizada por un joven perdido que encuentra el camino gracias al whisky (no piensen mal) y a la solidaridad de sus amigos. En definitiva, una obra con un tono ligero, amable y esperanzador que, aunque lejos de las mejores obras de este director, no debería ser ignorada por los amantes del buen cine. Y es que Loach ha encontrado el antídoto a la crisis, la risa.