Seca, implacable y sensible por momentos, me demostró que el western es un género que sigue sacando películas muy entretenidas.

Bajo mi punto de vista, la clave está en la relación que mantienen Robert Duvall y Kevin Costner. No hay fuerte ni débil. Los dos son duros pero logran llegar al espectador transmitiendo el respeto que se tienen. Cualquier otro género con este binomio, hubiese funcionado.

Siempre me entretiene. Tal vez sea ese aire que tienen los personajes que no han podido elegir nada de lo que son. Me enseñan cómo se puede sentir y odiar sin pararse a pensar, sólo se hace.