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Voto de Richy:
23.046
Fantástico. Aventuras
Adaptación de la novela homónima de Julio Verne. En 1870, debido a los relatos de marineros que aseguran haber visto un monstruo marino al sur del Pacífico, los Estados Unidos fletan un buque de guerra para destruir a la bestia que altera la tranquilidad de los mares. Pero, cuando el monstruo los ataca, de nada sirve todo su poderío bélico para evitar el desastre. Tras el hundimiento del buque, los tripulantes son rescatados por el ... [+]
20 de octubre de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es indudable la pasión que la obra de Julio Verne ha despertado en muchos cineastas a lo largo de los años, desde los mismos comienzos del cine con Georges Méliès, hasta bien entrado el siglo XXI con Eric Brevig o Frank Coraci. Entre medias, ha habido grandes adaptaciones y otras relegadas al fracaso, y entre las primeras se encuentra este indiscutible clásico del cine de aventuras.
Richard Fleischer, prolífico director que ha dado al género fantástico interesantes títulos como “Viaje alucinante” (1966) o “Cuando el destino nos alcance” (1973), ya ofreció una buena muestra de su arte con esta estupenda “20.000 leguas de viaje submarino”. Es una cinta de las que no sólo crean escuela, sino que forman parte del imaginario colectivo y se quedan en el subconsciente de los que han crecido con ellas, y no sólo los de su época, sino también la de las siguientes generaciones gracias a sus pases televisivos. Por ello, la nostalgia me hace rememorar mis años de niñez cuando en las sesiones de tarde de TVE1 pasaban la película, y recordando al capitán Nemo (James Mason), al simpático marinero (Kirk Douglas) y al terrible “monstruo” de ojos verdes que atacaba a los barcos en la primera parte del filme.
La cinta se enriquece con los estupendos decorados del interior del Nautilus, las escenas submarinas, el ritmo sostenido y adecuado de la trama, y el humor que despide la pareja Douglas-Lorre, tan típicamente Disney como lo son las canciones que interpreta el mismo Douglas. Rodada en 1954, su formato técnico parece estar por encima de las posibilidades de la época, evidenciando una calidad en los efectos especiales y en la dirección artística sorprendentes.
De todo el reparto, el personaje de Nemo tiene un especial interés, interpretado muy correctamente por James Mason. Fleischer lo muestra como la encarnación del odio hacia una Humanidad condenada a sí misma por su avaricia y su ilusoria realidad de libertad. Su megalomanía va evolucionando y haciéndose cada vez más justificada, a pesar de su evidente locura y sus métodos poco ortodoxos.
“20.000 leguas…” es, pues, un ejercicio de puro entretenimiento que cuenta con un espíritu único, ya irrepetible, que hizo del cine de aventuras lo que es hoy en día. Muy recomendable.
Richard Fleischer, prolífico director que ha dado al género fantástico interesantes títulos como “Viaje alucinante” (1966) o “Cuando el destino nos alcance” (1973), ya ofreció una buena muestra de su arte con esta estupenda “20.000 leguas de viaje submarino”. Es una cinta de las que no sólo crean escuela, sino que forman parte del imaginario colectivo y se quedan en el subconsciente de los que han crecido con ellas, y no sólo los de su época, sino también la de las siguientes generaciones gracias a sus pases televisivos. Por ello, la nostalgia me hace rememorar mis años de niñez cuando en las sesiones de tarde de TVE1 pasaban la película, y recordando al capitán Nemo (James Mason), al simpático marinero (Kirk Douglas) y al terrible “monstruo” de ojos verdes que atacaba a los barcos en la primera parte del filme.
La cinta se enriquece con los estupendos decorados del interior del Nautilus, las escenas submarinas, el ritmo sostenido y adecuado de la trama, y el humor que despide la pareja Douglas-Lorre, tan típicamente Disney como lo son las canciones que interpreta el mismo Douglas. Rodada en 1954, su formato técnico parece estar por encima de las posibilidades de la época, evidenciando una calidad en los efectos especiales y en la dirección artística sorprendentes.
De todo el reparto, el personaje de Nemo tiene un especial interés, interpretado muy correctamente por James Mason. Fleischer lo muestra como la encarnación del odio hacia una Humanidad condenada a sí misma por su avaricia y su ilusoria realidad de libertad. Su megalomanía va evolucionando y haciéndose cada vez más justificada, a pesar de su evidente locura y sus métodos poco ortodoxos.
“20.000 leguas…” es, pues, un ejercicio de puro entretenimiento que cuenta con un espíritu único, ya irrepetible, que hizo del cine de aventuras lo que es hoy en día. Muy recomendable.
