El famoso director de ese maravilloso poema visual que fue "El Oso" ofrece esta vez su particular visión (anticomunista) de la SGM a través de una historia basada en hechos reales.

Annaud nos muestra la invasión nazi de Stalingrado a través de las peripecias de Vassili Záitsev, un verdadero héroe militar ruso que hizo estragos en las filas alemanas con su rifle de francotirador. Un personaje bonachón, típico pastor de los Urales, que se hizo hueco en las glorias soviéticas gracias a su puntería y a su destreza en el camuflaje, está aquí representado por Jude Law (no hay más que ver la foto en Wikipedia del verdadero Vassili para comprobar que el parecido está a años-luz). Su superviviencia, fruto de la lucha pasiva y de la soledad del francotirador, es explotada como símbolo de la resistencia soviética mediante la propaganda y los panfletos que emiten para elevar la moral de las tropas y minar la de los enemigos. Pero Vassili se verá obligado a enfrentarse a un francotirador de su nivel, el Mayor König (Ed Harris), en un duelo en el que sólo uno de ellos puede quedar vivo.

Ese magnífico duelo bajo el sol entre los dos protagonistas, como si de un "western" se tratase, es el leit-motiv principal del filme. El marco en el que se desarrolla, un Stalingrado devastado por la guerra, es inmejorable y digno sucesor de escenografías bélicas cada vez más realistas. Sólo hay que ver el comienzo, con un espectacular ataque aéreo y la entrada de las milicias en plena lucha, para darse cuenta de que la película parece prometer escenas cruentas y encogimientos de corazones sensibles, pero tan sólo se queda en la apariencia. Annaud no apuesta por la sangre ni por el morbo de la carnicería, se limita a mostrarnos la guerra con su inevitable crueldad pero sin pararse en detalles de miembros destrozados o lluvias de sangre.

No es sólo un duelo de francotiradores sino también de actores, el cual tiene ganado de antemano Ed Harris por su veteranía y su buen hacer frente al más verde Jude Law que, aunque lo intenta, el muchacho no llega a la altura y se tiene que conformar con la simpatía del público. Rachel Weisz, la Tania de Vassili, tampoco brilla demasiado pero al menos se le reconoce el esfuerzo.

"Enemigo a las puertas" es otra muestra más de que Annaud, director de altibajos, ha estado esta vez más cerca del cielo que del infierno. Indispensable en cualquier videoteca de cine bélico.