La saturación que el cine moderno nos somete con películas sobre superhéroes ha devenido en la inevitabilidad de películas que los parodian. “Super” es otra más de ellas pero con más potencial que las demás, aunque lamentablemente no aprovechado convenientemente.

“Super” es el drama de Frank Darbo (Rainn Wilson), un “pringao”, un fracasado al que sólo le faltaba que le levantara la novia (Liv Tayler) un chuloputas traficante de drogas (Kevin Bacon). Ante tal situación, y harto de las injusticias, decide por inspiración divina convertirse en un justiciero enmascarado: Crimson Bolt. Para ello, necesitará la enciclopédica ayuda de una experta en cómics (Ellen Page), que lo ayudará en su odisea para recuperar a su novia a la par que va sembrando el terror en los criminales (o al menos los intenta, el pobre…).

James Gunn hace del drama humano una comedia grotesca y satírica, donde la ridiculez es el principal motor y los momentos surrealistas adquieren una identidad propia. Tal es la crítica de Gunn hacia la hipocresía y la decadencia del ser humano, a la vez que hace un divertido repaso de los gadgets que llenan las páginas del comic-book norteamericano. Desde luego, no ha podido encontrar mejor rostro que el de Rainn Wilson (serie de TV “The Office”, 2005), todo un ejemplo visual de trastorno mental y moral. La tontería se le dispara por momentos cada vez que se va creciendo dentro de su traje, detrás de una máscara con la que siente protegido e invulnerable ante el crimen, pero muy vulnerable ante los sucesos que están marcando su vida. Es como un Batman de pacotilla, sin superpoderes pero siempre atormentado.

El auge y la caída de Crimson Bolt reflejan de forma inversa la evolución de Frank Darbo: Crimson Bolt nace del dolor de haberse visto desprovisto de su mujer, pero decae conforme Frank va haciéndose una idea de conjunto de su vida. Será de gran ayuda su mano derecha, Libby/Boltie (Ellen Page), tanto para luchar contra el crimen como para luchar contra el peor enemigo de Frank: su escasa autoestima.

Con un divertido comienzo comiquero, Gunn desarrolla la trama de forma interesante pero no consigue hacerla despegar, a pesar de la cantidad de buenas ideas que presenta y ese humor negro que destila. Lo mejor, la química superhéroe/ayudante que tienen Rainn Wilson y Ellen Page, y un hilarante Kevin Bacon haciendo de matón sobrado de ego.

Interesante.