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España España · ciudadano del mundo (palencia)
Voto de kafka:
10
Drama En un pequeño pueblo de Castilla, en plena postguerra a mediados de los años cuarenta, Isabel y Ana, dos hermanas de ocho y seis años respectivamente, ven un domingo la película "El Doctor Frankenstein". A la pequeña la visión del film le causa tal impresión que no deja de hacer preguntas a su hermana mayor, que le asegura que el monstruo está vivo y se oculta cerca del pueblo. (FILMAFFINITY)
16 de noviembre de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Érase una vez un pueblecito de la meseta castellana hacia 1940...". Este cuento de hadas inventado por el maestro Fernández Santos y Erice forma parte ya de la memoria colectiva del cinéfilo y ha quedado (y cada visión lo acrecienta) como una obra maestra del cine mundial y para muchos la mejor película española de todos los tiempos.
Se trata de una obra archiespecial, inclasificable, irremediablemente fascinante. Es un film que produce tal insolitez y extrañeza, que en la profundidad que posee, se hace reacio y escapa de profundos análisis. Bajo mi punto de vista y por expresar una opinión más, se trata de una versión paralela, en clave absolutamente poética y meticulosa, del "Doctor Frankenstein" de Whale con la metáfora de la guerra civil española, sus heridas, vencedores y vencidos siendo el espíritu de todo ello. La niña Isabel Tellería sería un indirecto Víctor Frankenstein que estimula a su hermana Torrent a crear desde su hipersensibilidad un espíritu, "un monstruo bueno", un Frankenstein de pueblo con quién se encuentra por la noche en el bosque. Viene a ser, pues, una metáfora también acerca del manido tema de que los sueños pueden hacerse realidad aunque solo sea mentalmente; y el empleo de la imagen aquí, del cine más puro e inmaculado posible guíado por la sublime fotografía de Luis Cuadrado, de extasiante cine minimalista, es el instrumento por el que el sueño se hace tangible. Y es que el encuentro de Torrent, de sus inolvidables ojazos negros con el "monstruo" es el encuentro de dos huérfanos aislados de la colmena, pues si la Criatura se encuentra desplazada del mundo por su propia naturaleza, la niña es un ser tan sumamente especial que aún teniendo una familia (en crisis y en momentos difíciles tras la derrota en la guerra, en fase de incomunicación y reproches interiores en el matrimonio Fernán Gómez/Gimpera: y efectivamente Erice a la vez hace una crónica sociopsicológica de un familia de postguerra, de perdedores, de forma maravillosa) está sola en su desbordante imaginación, en su fascinante universo y se inventa tras la visión de "El doctor Frankenstein" en el cine del pueblecito un espíritu, una compañía.
Erice construye CINE desnudo, de una meticulosidad y profundidad magnéticas, trata y logra rotundamente de encontrar la esencia del CINE, su espíritu también. Y para ello sugiere más que cuenta, limpia el relato de todo elemento que pueda contaminarlo, de ahí esos largos y sibilinamente magistrales silencios, esas prodigiosas miradas de Torrent, esas imágenes poderosas que hacen lo intangible querible al tacto, la poesía maravillosa de sus fotogramas, el enorme valor minimalista de los símbolos (la colmena, el pozo, la casa abandonada...), el silencio al pie de una vía del tren, la impresionante fotografía, la leve música de Luis de Pablo. Una obra irrepetible.

P.D.: ¿Por qué no hace más cine señor Erice?. Haga una última película al menos, para despedirse, maldita sea. Se lo ruego yo y muchos más, creo.
kafka
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