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Bésame, tonto

Comedia Un famoso cantante, conocido por su reputación de conquistador empedernido (Dean Martin), llega con su lujoso coche a un tranquilo pueblecito llamado Clímax. Allí viven dos amigos: un fracasado profesor de piano, casado con una bella mujer, y el encargado de la gasolinera. Cuando reconocen al cantante, conciben la esperanza de que pueda ofrecerles una oportunidad para entrar en el mundo de la música. (FILMAFFINITY)
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Críticas 37
Críticas ordenadas por utilidad
12 de febrero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente guión de uno de los mejores guionistas de la historia: Billy Wilder. Quizá le sobra el principio, aportando poco a lo que verdaderamente importa, que es cuando Dino da con sus huesos en la gasolinera. A partir de ahí, todo va de forma ágil y más que correcta, dando como resultado una película magnífica.

Luego he quedado enterado que la crítica moral no vio con buenos ojos esta película, por hurgar la llaga de la realidad estadounidense y mundial, que era el moverse por dinero, pasando por encima de establecimientos morales como el de la fidelidad matrimonial o el rechazo a la prostitución. Llama la atención la soltura y descaro con la que Wilder nos muestra el sexo, un director que no tuvo recorrido en los últimos 30 años de su vida, muriendo en 2002, 20 años después de su última película, y 42 después de su último Óscar (ganó 2).

Las dos actrices son maravillosas. Me quedo con Felicia Farr, la mujer de Jack Lemmon, aunque bien se sabe que la Novak es es-pec-ta-cu-lar.
CHIRU
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20 de julio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enérgica comedia de Billy Wilder que satiriza la conducta sexual fuera del matrimonio y los celos patológicos dentro del matrimonio.

Un ataque al corazón impidió que Peter Sellers fuese el protagonista de esta película, teniendo que ser reemplazado en pleno rodaje por Ray Walston, quien cumple con creces haciendo de marido de Felicia Farr, esposa en la vida real de Jack Lemmon.

Adaptando una obra teatral de Anna Bonacci, el maestro Wilder nos brinda este infravalorado y notable título de vivaz ritmo con ocurrentes diálogos dentro de una trama altamente ingeniosa y entretenida. Además la fotografía en blanco y negro de Joseph LaShelle es realmente extraordinaria.

Dean Martin está simpático en una divertida autoparodia como crooner libertino y mujeriego, mientras que representando a la prostituta Polly tenemos a la sensual Kim Novak, quien deja ver (al margen de un físico espléndido) una indudable destreza como comediante.
BartonKeyes
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27 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia simpática, divertida, dinámica, mordaz, incisiva, satírica, vaya todo lo que uno esperaría de un maestro como Billy Wilder.

La frase: Dino: “Necesito otra canción italiana tanto como una jirafa necesita una faringitis estreptocócica”.

La actuación: Sorprende gratamente ver a una Kim Novak (Polly) asumiendo un papel diferentísimo de sus otras películas y hacerlo muy bien, por supuesto la actuación de Ray Walston (Orville) es genial sacando mucho partido a su histrionismo natural.

La escena: La escena en la ducha en la que tanto Orville como Dino y Zelda dan por hecho que quien está en la ducha y a quien propinan cariñosas nalgadas a través de la cortina, es otra persona, nos recuerda un poco los enredos de un Peter Sellers en la Pantera Rosa.

El momentazo: Cuando tanto Zelda como Polly sin quererlo cambian de papeles (y de amantes), la esposa de prostituta y la prostituta de esposa y lo más divertido (y burlón, irónico, satírico) ambas triunfan.

La película de 1964, basada en la comedia italiana “L'ora della fantasia” que derivó a su vez en la película italiana “Moglie per una notte” es ante todo una sátira del “american way of life” y una comedia de enredos amorosos complicados por intereses de negocio entre un matrimonio lleno de celos, una prostituta, un famoso que pasa por el lugar y un mecánico que además de escribir letras de canciones es bueno liándola (un curioso detalle es que en la vida real Cliff Osmond también fue un exitoso escritor de guiones). Ese cóctel, aderezado por la música del maestro alemán Andre Previn (además de películas y jazz fue director de media docena de famosas orquestas sinfónicas) y con estupendas actuaciones de todos los involucrados, resulta en una divertidísima comedia.

Además de los protagonistas (Martin, Walston, Novak y Farr) hay que mencionar a Cliff Osmond, el gordito que trabaja en la gasolinera, sus expresiones y su hermosa y grave voz añaden mucho de encanto al enredo, no en balde Wilder recurrió a él en muchas otras películas como “Irma la dulce”, “La galleta de la fortuna” o “Front Page”.

En resumen, si deseas pasar un muy buen rato ponte esta película y si puede ser en inglés (con subtítulos también en inglés) mucho mejor pues la misma está llena de ingeniosos dobles sentidos que al traducirla se pierden por completo y por cierto el título “Bésame tonto” es una frase que no se oye hasta el final, un guiño sin duda “hitchcockiano”.
FILMoFAN
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31 de agosto de 2009
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sobrenombre de poeta de lo feo con el que se suele encuadrar a Wilder se cumple película tras película y en esta ocasión, pese a que el tema se prestaba a otros tratamientos, el autor se empeña en mostrarnos lo peor del asunto. La adaptación de la obra "La hora de la fantasía" de Ana Bonnacci esta hecha a su conveniencia: cambia el título por uno ciertamente horrendo, construye el guión añadiendo sal gorda en abundantes dosis y dirige a los actores de una forma grotesca y cruel.

El resultado es una película delirante en su primera parte, en la que la habilidad del vienés en mostrarnos el triste mundo de un pueblo perdido y la pobreza humana del músico obsesionado por los celos encuentra su premio en un buen puñado de escenas divertidas. Abundan los hallazgos visuales encomiables: el chaleco con el rostro de Beethoven, la gasolinera sin ventas, el lechero perseguido, etcétera. Wilde acosa con crueldad a estos personajes llenos de esperanzas incumplidas, adocenados en una vida inútil y miserable.

En la segunda parte el panorama cambia y el autor, a su pesar, se convierte en un moralista. El cinismo cede su lugar a la meditación y todos sabemos que este no es el estilo de Wilder. Por ello la obra se difumina perdiendo eficacia. Nos hace pensar en lo que otro autor menos apegado a la bajeza y ruindad humanas hubiera hecho con este material: por ejemplo un estilista de la imagen como Minnelli hubiera hecho encaje de bolillos con el juego que daba el enfrentamiento de dos mundos tan dispares como representan las dos protagonistas femeninas.

Película, por tanto, discontinua de la que queda el talento de Wilder y sus excelentes dotes para la comedia como digno sucesor del maestro Lubitsch.
drelles
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31 de marzo de 2024
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Una película más bien aburrida, larga, y pesada, que desmerece la fama de Wilder como maestro de la comedia. Además, no sé por qué se empeñaba en filmar todavía en blanco y negro, en plenos años sesenta (como haría más adelante en Bandeja de plata, que tampoco está muy lograda) cuando a este tipo de películas le sienta mucho mejor el color. Wilder tiene películas fabulosas, pero en los años sesenta patinó bastante (despues de haber dirigido las estupendas El Apartamento y Uno, dos, tres), empeñado en hacer comedias mediocres, hasta que dirigió la maravillosa aunque trístemente incomprendida La vida privada de Sherlock Holmes.
alex
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