Un plan perfecto (Gambit)

Qué forma tan nefasta de destrozar un guión de los hermanos Coen, un texto que prometía diversión, ritmo, extravagancia, surrealismo... y que ha acabado siendo un bodrio a cargo de un director sin el más mínimo talento para el Séptimo Arte.

Cameron Díaz haciendo de lo que sabe, de choni, una especie de Belén Esteban a la americana.

Y el reparto de actores británicos no muestra ni un ápice de ese humor inglés con el que se podía haber ensalzado la cinta.

Los Coen deberían revisar el resultado de sus propios guiones y no permitir que los proyectos caigan en el ostracismo por culpa de los mediocres.

Semejante esperpento de pseudo-película merecería como crítica una redacción de un niño de seis de años sobre sus vacaciones en el lago. El resultado, créanme, sería el mismo.

Nos enfrentamos a un ejercicio de esfuerzo intelectual por parte del espectador (en este caso yo mismo) por descifrar ya no sólo qué ha llevado a pensar que nada de lo que dice o hace el guión era una buena idea, sino además, dilucidar el sentido último de la existencia de este subproducto de venta directa al dvd que se estrenó a lo grande para mayor gloria de la decadencia del cine jolibudiense.

El guión bien podría servir como envoltorio de pescado si no fuera porque el pescado merece un destino mejor. La nula química de la pareja protagonista no da ni para un experimento de primaria, los supuestos gags físicos producen dolor, los verbales directamente infarto cerebral y a medida que avanza el metraje me esforzaba en planear modos de olvidar todo lo visto, como emborracharme con agua de fregar o saltar de un tren en marcha. El final es directamente la última burla hacia cualquier resto de madurez de la audiencia.

En resumen: Juanito pasó una vacaciones estupendas en el lago.