Gato con botasAnimación

Lo mejor de El Gato con Botas es que se aleja totalmente de Shrek. Si bien se mantiene alguna esencia, es llamativo que la película sea tan buena cuando las últimas películas del ogro verde son de lo peor en animación. El momento de Shrek ya pasó, y Chris Miller digamos que intentó sacar un provecho de sus últimos coletazos. El resultado es este Gato con Botas que para mí no merecía tanta atención con una película para sí mismo pero que al final acabó engatusándome.

El personaje está bien. Lo estaba ya en Shrek, pero precisamente por eso (y repito, viendo lo mal que estaba el universo Shrek) uno temía que un largometraje enfocado a su figura iban a ser demasiadas oportunidades de caer mal al respetable. El Gato con Botas se defiende patas arriba y, si bien no es una delicia argumental, es lo suficientemente atractiva visualmente para convencer.

Cuando un spin off es mejor que el rumbo que ha tomado la historia principal es que algo no acaba de funcionar...

Andaba el público de uñas con Dreamworks por el evidente bajón de calidad de la saga Shreck tras una mediocre segunda parte y una nefasta tercera entrega porque lo que empezó siendo una original revisión de los cuentos infantiles, plagada de imaginación y buen humor había degenerado en gags simplones y repetitivos, diálogos apáticos, argumentos vacíos, tramas lineales y, sobre todo, esa percepción de que todos en la compañía son conscientes de que los productos son defectuosos pero aún así los ponen en el mercado sin depurar porque consideran que el la simple marca ‘Shreck’ va a hacer que los niños sigan arrastrando a sus padres a la sala de cine o, viceversa, que los padres arrastren a los niños buscando un rato de tranquilidad. Así que, con la seguridad (o sensación de seguridad) que da saber que tienes público asegurado, se permitieron abaratar costes y se ahorraron invertir en la corrección de esas debilidades… sin pararse a pensar si estaban matando la gallina de los huevos de oro.

Y, en parte, así fue. La posición de la franquicia Shreck en el mundo del cine y del entretenimiento era sólida hasta la soberbia, pero la crítica fue tan unánime (por una vez con criterio) y el público se sintió tan decepcionado, que si bien las salas se siguieron llenando, el caché del personaje, su merchandaising y, sobre todo, su impacto mediático sí se vieron tocados. En medio de ese panorama, a los genios de Dreamworks no se les ocurrió otra cosa para remontar que sacar un spin-off con una de las pocas cosas salvables que habían funcionado en las entregas recientes: el personaje del Gato con Botas. La idea no era mala en sí misma ya que, de salir bien, frenaría la sangría de críticas, generaría confianza de cara a futuras entregas del ogro verde y, encima, abría la puerta a una nueva saga - por no hablar del posible pastizal en taquilla y mercadotecnia -. Incluso saliendo mal, no era probable un batacazo en taquilla y a nadie le importaría la reputación de un personaje ya amortizado.

El resultado final sigue aún siendo objeto de debate hoy en día a todos los niveles. Personalmente creo que “El Gato con Botas” contiene todos los vicios y defectos de aquejaban a la saga Shreck en aquel momento, fundamentalmente una visible falta de talento o competencia en el guion para dar consistencia a una historia superficial, que tiene toda la pinta de haber sido hecha prisas, pensando cuatro momentos clave en los que invertir esfuerzo y efectos y rellenando el resto con viajes y conversaciones random. O sea, precisamente lo que se le reprochaba a la franquicua: en caso de duda o de atasco creativo, Shreck se tiraba un pedo y el Gato con Botas recurre a su vidriosa mirada angelical hasta desgastarla. La novedad hace que la película resista la primera media hora, pero se le ven las costuras pasado ese tiempo. Indudablemente tiene algún buen momento esporádico, varios gags funcionan por sí solos y el gato tiene su gracia (probablemente más para los extranjeros que para más de un español y más de dos al que el doblaje/interpretación de Antonio Banderas se nos haga bola).

Al final, “El gato con botas” está más cerca de “Shreck 2” (hacer caja viviendo de rentas) que de “Shreck 3” (hacer caja viviendo del cuento). Ni reflotó la franquicia, ni la remató, ni tampoco el personaje se asentó más allá de secundario recurrente vendecamistas, cosa que tampoco es para avergonzarse: yo tengo una taza de comprada por 10 libras en el Show de Shreck de Londres. Probablemente, cumplió con unas expectativas no demasiado ambiciosas: buena recaudación, críticas indiferentes, nominaciones a premios de animación y razonable satisfacción de un público no demasiado exigente.

Cumple su objetivo. El cine estaba lleno con gente de toda edad, sexo y condición, y por lo que pude ver, a todos los presentes se les escapó alguna carcajada. A mí, varias. Con lo cuál, el principal objetivo lo consigue.

Luego uno también puede deleitarse con el fantástico diseño de Dreamworks, la graciosa voz de Gato (es decir, Banderas), la sensual voz de Kitty (Salma Hayek, la cuál, todo hay que decirlo, no dobla demasiado bien), y partes argumentales muy interesantes, con guiños a cuentos tradicionales típicos de la saga de Shrek.

En definitiva, El Gato con botas ha pasado de ser un secundario de lujo a un protagonista más que decente, sin llegar eso sí, al elixir fabuloso que supuso en su día la aparición de la primera parte de Shrek. Un 6,3.

Agradable película en la que el mayor atractivo es Antonio Banderas, en estado puro, con ese acento que ha hecho del gato lo que es. Aprovecha muy bien el 3d con escenas realmente originales, y tiene guiños a "El zorro", que ya es sinónimo de Antonio. Vale la pena para pasar un buen rato. Más que la historia en sí, (algún argumento tenía que tener), lo atractivo son todas las cosas que he mencionado antes, y ellas son lo que hace que me alegre de haber ido a verla, y el centro de todas tiene nombre: Antonio Banderas, que ya sea zorro, gato o un gato tan chulo como un zorro, es único.

Hoy aprovechando el día festivo, me he ido con la familia al cine a pasar un rato agradable. Y bien que nos lo hemos pasado. Optamos por una película para toda la familia y como hay un peque con 4 años, pues escogimos ésta.

Algo que me ha llamado la atención es como se sigue el mismo modelo de las últimas películas de superhéroes. Osea, vemos una donde salen varios de ellos y tiempo después vemos una exclusivamente a uno de ellos. Pues el gato con botas fue un personaje muy simpático que conocimos no por primera vez, pero si por la más reciente, en Shrek 2. Y aquí tenemos su propia historia.

Me ha encantado el carácter del felino, chulo, ágil con la espada, causando respeto entre los humanos, pero con su lado sensual y amoroso. Su vestimenta aunque ya vista es perfecta, el sombrero le da un aire de galán de la época de los mosqueteros, al igual que las botas y la espada. Le acompaña en la aventura su gran amigo el huevo Humpty Dumpty. A mi me ha sorprendido todo el partido que se le ha sacado a este personaje, lo hacía muy frágil y aportando poco, nada más alejado de la realidad. Un tío inteligente, astuto y muy persuasivo que tendrá mucho peso en el desenlace de la historia. Y por último la gatita bonita Kitty. Con un don para quitarte lo que quiera...sin que te enteres. Pareja ideal para el gato protagonista. De altísimo nivel el duelo de baile que se marcan a poco de conocerse. Dentro del desarrollo es de agradecer que se nos cuente un poco los inicios de dicho personaje, su familia, sus amigos, como ganó sus botas, su sombrero y su espada. Y porque tiene una deuda pendiente con su ciudad natal.

La trama es bastante entretenida mezclando la historia del protagonista con la de Juan y las judías. Los personajes de Jack y Jill aportan la parte maligna de toda la narración, siendo unos malos de los que causan terror y da gusto verlos en pantalla. La pena ha sido que al ser doblada al castellano no podemos apreciar la voz original del gran elenco de actores y actrices que participan en la peli, Antonio Banderas, Salma Hayek, Zack Galifianakis, Billy Bob Thornton, Guillermo del Toro.

Con un final emotivo y abierto a una nueva entrega, todo dependerá de la taquilla.