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El hombre mosca

Comedia La obra maestra de Harold Lloyd. La escena del genial cómico escalando un edificio supone uno de los momentos más grandes del cine mudo, y su clímax -Harold colgado de las manillas del reloj- sigue siendo una de las escenas estelares de la historia del séptimo arte. (FILMAFFINITY)
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Críticas 44
Críticas ordenadas por utilidad
3 de junio de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El hombre mosca se despertó, se colocó su sombrero, fué contratado, tuvo una idea, consiguió clientes, las demandas fueron innumerables y escaló varios pisos. El hombre mosca es una historia se superación, con momentos hilarantes, consigue empatía, sientes su vertigo, grandes momentos incontestables, escaló hasta la cima de la comedia.

En ambos casos, se sitúa lo más alto posible. Y todo lo hizo por amor, así que va a ser cierto que es la fuerza que mueve al mundo. Igualmente lucha por el éxito laboral por amor. Y nuestras risas lo mantienen en la cúspide y de allí nadie lo ha podido bajar.

Divertidísima.
phantomas
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8 de febrero de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine mudo es a día de hoy, casi un desconocido para el público joven, prácticamente invisible excepto filmotecas, festivales o retrospectivas. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, gracias a la ediciones en DVD y Blue Ray, además de algún canal de televisión específico, es posible disfrutar en casa de las obras maestras del cine silente, merece la pena conocerlo y disfrutarlo porque es el origen del cine y donde residen las bases de la ortografía cinematográfica. Nadie sabe leer si no conoce el alfabeto y las normas gramaticales para entender la escritura. Si el cine es básicamente imágenes en movimiento, la época silente es fundamental para educar al espectador y aficionado a entender el arte del siglo XX.

Durante su etapa con el productor Hal Roach, Harold Lloyd realiza (aunque no figure como director) unas cuantas películas decisivas en su carrera como cómico, a una altura cercana a Chaplin y Keaton. Caracterizado por su gafas de carey y su sombrero de paja ha demostrado una vez más, que los tópicos que arrastran las diversas historias del cine esquematizan hasta el límite algunas etiquetas intachables que el transcurso del tiempo permite revisar y valorar en su justa medida desde perspectivas más analíticas. Lloyd fue un triunfador nato, tanto en el cine como en la vida, el carácter emprendedor de su personaje fue incompatible con el sentimentalismo característico de Chaplin, la precisión de sus gags jamás se valoraron al mismo nivel que los de Keaton contra los objetos. A diferencia de éste, incluso de la obra muda de Chaplin, toda la filmografía de Lloyd es el fruto directo del espíritu de la época.

Desde su primera secuencia, "El hombre mosca" rebosa ingenio, cuando el plano se abre parece una prisión con un reo próximo a ser ejecutado, pero pronto nos apercibimos que no es así, al girar la cámara 180 grados todos los elementos adquieren un significado distinto, pues esperando hacer fortuna en la ciudad y poder así casarse con su novia Mildred, Harold abandona Great Bend, despidiéndose de su afligidas madre y novia en la estación del tren. Es el prólogo de una sucesión de gags antológicos creados con habilidad y precisión. Aunque sólo consigue un modesto empleo como vendedor textil, escribe a su novia diariamente contándole falsos progresos para no defraudarla, pero como todos sabemos, las mentiras tienen las piernas muy cortas. Y cuando uno se instala en la falsedad, todo se convierte en una huida hacia adelante.

Se trata no sólo de una trama humorística, sino también de una historia con interés, emoción y suspense. Imágenes que a día de hoy te siguen hipnotizando por su dinamismo y perfección narrativa. El slapstick mezclado con el burlesque y la acrobacia se convierte en una formula irresistible. La última parte del film con la ascensión al edificio Bolton es espléndida, antológicamente rodada, sus imágenes forman parte del Historia del cine. La música conducida y compuesta para su restauración fue creada por Carl Davis, veterano en este tipo de ilustración musical para films sin palabras. La copia que he visionado pertenece a una antigua emisión por la 2 de TVE, desconozco la edición en DVD.
Antonio Morales
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7 de enero de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para ser franco, opino que Harold Lloyd no tenía tanta frescura en sus gags como los maestros del cine mudo Charles Chaplin y Buster Keaton. No obstante, disponía de otros recursos para dejar al espectador boquiabierto. "El hombre mosca" es una película de factura muy sencilla y con una historia muy simple. Está además, nutrida de diversos gags que son lo suficientemente ingeniosos como para que el espectador mantenga una amplia sonrisa durante prácticamente la primera mitad del metraje. Lo bueno viene después, cuando el bueno de Harold se dispone a escalar un edificio donde presenciaremos imagenes tan increíbles como la escena tan memorable en la que el actor se queda colgado de un reloj. Esos momentos de la cinta son antológicos debido a su increíble filmación y al ver al propio Harold realizando esas hazañas donde más que reírte te quedas sin respiración. A veces no somos conscientes de los riesgos que tomaban los cómicos del cine mudo para ganar aún más popularidad y es que en aquella época no habían dobles, los actores no colgaban de ningún cable ni estabam sujetos a ningún sistema complejo de arneses ni tampoco rodaban delante de una pantalla azul que más tarde sería sustituída por otra cosa. Nada de eso, lo que verán en la cinta es el auténtico Harold Loyd escalando un edificio haciendo todo tipo de locuras. Y da miedo.
directorscut
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14 de septiembre de 2008
10 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película de Fred Newmeyer y Sam Taylor solo faltan la tía May y el tío Ben soltando la frase de marras. "El hombre mosca" es una película estúpida. Pero existe una gran diferencia entre las estupideces de ahora y las de antes: que aquellas tenían encanto y las de ahora no lo tienen. Harold Lloyd sabía dar en la diana, crear una bonita historia de amor y un par de gags estupendos. Si que es cierto que toda la historia se deja a manos de un solo gag, que es el de la escalada del edificio, y que cuenta con momentos estupendos y con otros que no lo son tanto.

Así pues, una película encantadora con la que pasar un rato pero, ni en broma, a la altura de Chaplin o Buster Keaton. El primero por crear historias con peso que van más allá del simple gag y perduran por su mezcla entre drama y comedia y el segundo por ser un jefazo, simplemente.
Pataliebre
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14 de octubre de 2009
15 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comparar esta obra con las grandes de Keaton y Chaplin sería como comparar a "Padre de familia" con "Los Simpson". En otras palabras, te ríes igual pero no. O en otras palabras, en el primer caso el justito guión complementa a los gags, mientras que en las otras son los gags los que complementan el construido guión.

¿Y qué?

Pues es verdad, es la magia de la mímica. Una obra de cine moderna con un argumento tan flojo para mí sería impensable aprobarla, pero es lo que tiene el audio, que o das la talla de cara al público o te dan por detrás...

Y una vez hecha la introducción vamos con el análisis del desarrollo del film:

-Entretenida, divertida, exquisita realidad de imagen, y un Harold que me ha caído de puta madre.
-Los amantes del cine mudo, no abstenerse...


... y no hay más que decir. ¿Muy escueto? Metan varios chistes...
The Fucker
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