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La posesión

Terror Berlín, antes de la caída del muro. Cuando Marc regresa de un viaje encuentra a su esposa Anna cambiada, muy nerviosa y perturbada. Por fin, le confiesa que tiene una aventura y lo abandona. Marc cae en una terrible depresión que lo lleva casi al borde de la locura. Poco después Marc se entera de que su mujer también ha abandonado a su amante, y la verdad sobre la aventura secreta de Anna se revelará monstruosa.
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
24 de agosto de 2016
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había visto nada de Zulawski, aunque me sonaban varios títulos, y me meto sin más con esta, sin saber nada previamente. Los primeros veinte minutos del metraje, me veo ante una cinta esteticista, con buen ritmo narrativo y una planificación audaz y dinámica. La historia parece transcurrir por los derroteros del drama romántico de marido que regresa a casa y se encuentra desplazado por la esposa. La tensión va creciendo poco a poco hasta que, a la mitad del desarrollo ya ni te imaginas qué cosas tremendas van a ocurrir en la hora que aún queda. Y ocurren, vaya que sí. Tremendismo es quizás el mejor adjetivo para describir el producto. El cineasta no repara en gastos de atrezzo o hemoglobina para epatar al espectador como sea. Consigue desde luego crear una atmósfera opresiva, con ese Mal, con mayúsculas, levitando por encima de cada situación. No sé si tiene algo que ver con el origen polaco de Zulawski, pero me recordó en algo "Repulsión", la primeriza película de Polanski, y también, ahora que lo pienso, "La semilla del diablo". En todas está presente lo perverso, ese Mal del que la iglesia Católica nos previene, y del que pedimos se nos libre en el Padrenuestro. La obra responde mal a las etiquetas comunes, pues a veces parece folletín y otras cine de terror. Desde luego no te deja indiferente. Y funcionar funciona, tanto por un guión que no decae, como por la estupenda labor de los actores, sobresaliendo Isabelle Adjani, que se transfigura desde la ninfa virginal a la bestia demoníaca con fabulosa habilidad y oficio. Excesiva lo es, como parece ser, por lo que dicen, el resto de la obra del autor. Pero calidad tiene. Estoy ya deseando ver "Lo que importa es amar", su obra más celebrada por la crítica.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fuman2
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25 de octubre de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amigos, cultos lectores, seres humanos en general, antes que nada debo confesar que he visto cine por años y es una de las pocas veces que luego de ver una película me he quedado en shock. Esta inquietante mezcla de thriller psicológico y terror resulta hasta hipnotizadora, sé que muchas escenas son exageración en su máxima expresión, sobretodo el comportamiento de cada uno de sus personajes, pero increíblemente se deja ver, no aburre en lo absoluto, en cierto punto el espectador llega a sumergirse en aquel mundo surrealista en donde todo es dolor, miseria, obsesión, odio, desamor, lujuria, confusión y demás sentimientos negativos que puedas imaginar.

Realmente me he rendido en tratar de darle un significado a cada locura que he visto, si te dijera que el mostruo creado por la protagonista es una representación de su lujuria, mentiría, si dijera que al final la profesora del hijo de los protagonistas queda poseída, también mentiría, si te dijera que muchos diálogos tienen un contenido ateo mentiría. Sí, he visto mucho cine de David Lynch, un poco de Jorodowsky y hasta de Buñuel pero esta mierda es indescifrable.
La Mente Maestra
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20 de julio de 2022
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me es dificil hacer una crítica de esta película teniendo en cuenta el contexto del año en el que estamos y que la he visto por primera vez ahora cuando tiene 40 años ya.

A mi se me antoja una película de clase B, que teóricamente es de terror pero a mi me produce más risas y desconciertos por las absurdas situaciones que otra cosa.

La película tiene 2 partes bien diferencidas, la primera que va de una pareja de desquiciados y la segunda que, para no hacer spoilers, es "más turbia".

Las (sobre)actuaciones tienen demasiados movimientos teatrales por así decirlo, miles de aspavientos, meneos de un lado a otro, choques contra la pared como si tuviera pegamento, gritos y más gritos constantes que en ocasiones sobran y molestan. Mención especial al constante toqueteo que se tienen todos los personajes, ¿qué representa?.

El guión hay momentos donde se pierde con saltos de escena que sin explicación previa parece que hayan cortado metraje y un final "por que sí"

Un producto de teórico terror que hoy día se queda en curiosidad y está mal envejecido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
logame
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4 de febrero de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La Posesión" es un sorprendente y perturbador film de terror psicológico, dirigido por el controvertido director polaco Andrzej Żuławski. Berlín, años 80. Cuando Marc regreso de su trabajo como espía internacional, encuentra muy cambiada, perturbada y hostil a su esposa Anna. Luego de que la relación se vuelva insostenible y violenta y ésta le confiese que tiene un amante, Marc se embarcará en buscar respuestas que lo llevarán a descubrir una verdad monstruosa. A principios de los 80s, el polémico director Andrzej Żuławski encontraría finalmente cierta lucidez para expulsar sus demonios y embarcarse en su próximo proyecto cinematográfico, la cual terminaría por convertirse no sólo en su mejor película, sino en una de las experiencias de horror más impresionantes, angustiantes y subversivas de la segunda mitad del siglo XX. Żuławski se vería envuelto en un tormentuoso quiebre amoroso con la actriz Malgorzata Braunek, quien había protagonizado su legendario y prohibido film “Diabeł” y de quien se divorciaría en 1976. Durante este tiempo, la relación entre ambos se había deteriorado a tal punto de llevar a episodios de violencia física y psicológica que el director resumiría en la dramática experiencia de haber encontrado a su hijo de 5 años abandonado por su ex mujer y un estado de higiene deplorable, cubierto de mugre y mermelada.

No obstante, no es exagerado señalar que la concepción de la cinta se convirtiera en un verdadero exorcismo para el director, quien durante este difícil periodo no abandonaría sus pensamientos suicidas. De esta forma, sumergido en su propio infierno, Żuławski comenzó a escribir el guión basándose principalmente en su quiebre matrimonial e incorporando una serie de elementos narrativos, psicosociales y subtextos políticos que bien vale la pena detallar. En primer lugar, advertimos una ruptura inusual y especialmente violenta, que adopta un giro extremadamente desagradable hacia un colapso psicológico que recuerda a “Repulsion” de Roman Polanski y que se intensifica hacia alguno tipo de representación de surrealismo y horror biológico en la línea de “Eraserhead” de David Lynch. En segundo lugar, nos encontramos con la entidad diabólica que posee a Anna y Marc, la que se trata de una cruda metáfora de varios estados psicológicos alterados, en la forma de un monstruo pulpoide, que claramente remite al mundo pesadillesco de H.P. Lovecraft. De esta forma, está la psicosis de Anna, la conciencia inquisidora de Marc que no acepta la traición de su esposa y las tóxicas relaciones que estos tienen con personajes secundarios como Margie y Heinrich, amiga y amante bisexual de Anna respectivamente.

En tercer lugar, en tanto, es por eso que ambos crean un doppelgänger ideal de su pareja para tratar de escapar de la descafeinada y esteril relación amorosa que viven, ella creando un amante incansable que siempre está a su lado y él haciendo lo propio con una profesora que, además de amable y no pedirle cuestas de nada, asume mucho mejor sus triples labores de madre, esposa y trabajadora. En cuarto lugar, es posible identificar un ataque tan frontal como entre líneas a dos de las instituciones consideradas más sagradas por el Cristianismo Occidental: La Iglesia Católica y la familia, lo que le sumaría otro punto a su controversial estructura y mensajería narrativa. Żuławski recalca su emblemático ateísmo dejando una vez claro que Dios no existe que se refleja en la construcción y consolidación de esta deidad monstruosa a la cual Anna rinde culto en cuerpo y alma pero que no es más que el fruto de la brutal crisis matrimonial con Marc que bebe directamente de “The Brood” de David Cronenberg e inspira a la futura “Antichrist” de Lars von Trier. Por otra parte, el director enrostra a esta sociedad cínica y amoral la evidente vulnerabilidad moral y valórica de la familia como ente social, a través de la violencia intrafamiliar, pero especialmente el abandono a Bob.

Las actuaciones son extraordinarias e impactantes de la mano de una inmensa Isabelle Adjani y un eficiente Sam Neill. La talentosa actriz francesa nos regala una impresionante, desgarradora y perturbadora interpretación donde se refleja en varias secuencias notables de histrionismo y manejo de contención y liberación de emociones, De hecho, gracias a su doble interpretación de Anna y Helen, obtendría el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cannes de 1981 y al César en la misma categoría, sin embargo, se traduciría en una experiencia traumática y agotadora. Por su parte, el joven y desconocido actor neozelandés Sam Neill ofrece uno de sus mejores trabajos interpretativos como Marc, esposo de Annam. Neill interpreta a un personaje que lejos de parecer una víctima ante la infidelidad de Anna, se muestra tan obsesivo, manipulador y violento, tan alterado e inestable como su esposa y que no encuentra, a pesar de sus poco acertados intentos, el camino que le permita acercarse nuevamente a su esposa. El resto del reparto lo completaron Heinz Bennet como el drogadicto y bisexual amante de Anna. Margit Carstensen encarna a Margit Gluckmeister como la mejor amiga de la mujer. Johanna Hofer como la madre de Heinrich. Carl Duering es el Detective. Y Shaun Lawton como Zimmermann.

En definitiva, una verdadera experiencia tan grotesca y enfermiza como fascinante y surrealista que debe estar entre las más honestas, poéticas y extremistas formas de horrorizar y perturbar. La diversidad de géneros que la película abraza, desde el horror y el terror, pasando por el suspenso y el drama, hasta la fantasía y el surrealismo más extremo la convierten decididamente en una experiencia tan alucinante como perturbadora. Donde dentro de todo simbolismo, habrá espacio para explorar la literalidad de la muerte del amor en la metáfora de la infección de la locura como principal vehículo narrativo de esta experiencia cinematográfica que incluye varias señales inequívocas de estados emocionales enfermizos y convalecientes.

FilmeClub.com
DavidFilme
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31 de julio de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como es evidente que el director de esta película sólo se propuso dar el pelotazo a base de truculencias y aberraciones estéticas llevadas al extremo, no voy a entrar en su juego y no haré juicios tajantes sobre ella. Diré simplemente que esta película es la historia de una posesión (doble posesión, puesto que afecta a los dos miembros de la pareja) sin exorcista ni exorcismo. Una historia de locura, de "folie à deux", rebuscadamente absurda y sin el menor sentido, pero sobre todo aplicadísima en cuanto al empeño de producir horror y asco al espectador. No le busquen conceptualismo ni significados ocultos, no los hay: Zulawski sólo pretende que el público salga diciendo: "He visto la película más demencial de mi vida". Alguien opina por aquí que es un estudio surrealista sobre el mal en la pareja. Y es verdad que se menciona mucho a Dios, que se dicen frases que parecen profundas, y por momentos parece que la película va a acabar sugiriéndonos algo transcendente. Pero no. Es una película meramente coprofílica que ni siquiera llega al nivel de gamberrada, porque, para ser gamberra, una obra de arte debe tener al menos un pelín de gracia. Y ésta carece de ella absolutamente.
Sólo se salva la fotografía y las localizaciones, que de entrada le dan un empaque de calidad. Pero el efecto dura poco. Todo es aberrante y repulsivo. El directo no busca más que epatar, y a fe que lo consigue, porque el número de los esnobs en la crítica cinematográfica roza la mayoría absoluta.
Cenizales
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