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Le seguían llamando Trinidad

Western. Comedia A Trinidad y a su hermano "El Niño" no les sale nada bien. Su último golpe, el asalto a una diligencia, resulta un fracaso total por no llevar nadie dinero encima. El azar les lleva entonces a un pueblo en el que la gente les toma por "Rangers". Allí les tratan como a príncipes pero a cambio deben poner a raya a una banda de forajidos que tienen al pueblo atemorizado. La situación se complica cuando aparecen los verdaderos "Rangers". (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
5 de noviembre de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores segundas partes que se han hecho nunca.

Excepcional, no se puede decir más.
Si no las has visto aún no esperes más a verla. Primero la primera parte (Le llamaban Trinidad) y luego esta sin dudarlo un segundo. Y si ya las has visto, seguro que estabas esperando la ocasión para verla otra vez más.

Actualmente ya no se hacen películas como esta. No se hace vieja ni pasa de moda, simplemente una obra maestra.
James Bond
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21 de octubre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenidísima continuación de la mítica "Le llamaban Trinidad", rodada un año antes, en la que los dos principales intérpretes de aquella repitieron en su papel. Terence Hill (nacido como Mario Girotti) es "Trinidad" (la mano derecha del diablo, pistolero rápido e infalible y un hábil jugador de cartas) y Bud Spencer (al que su padres bautizaron como Carlo Pedersoli, pero que se puso el pseudónimo de Bud Spencer en homenaje a la cerveza Budweiser y al actor Spencer Tracy), es "El niño", el hermano mayor de Trinidad y la mano izquierda del diablo (tan rápido con el revólver como Trinidad, aunque algo más falto de luces).

Al igual que sucediera en su primera parte, no es un western. Ni siquiera es un spaghetti western. Es una parodia de los spaghetti western italianos pero inspirada en filmes americanos como "Los 7 magníficos" o "Wagon master", en los que los disparos y las muertes son sustituidos por mamporrazos, chistes y escenas de humor.

Para quien suscribe esta crítica, esta segunda parte, a pesar de contener el mismo desarrollo argumental y de planificación que la primera (hasta parece una repetición), es incluso mejor que ésta, por varios motivos:
- La fórmula de "Le llamaban Trinidad" se repite, aunque mejorada. La presentación y puesta en escena de los dos personajes es muy similar. En lugar de sheriff y ayudante, aquí se hacen pasar por dos rangers representantes de la ley (teniente y capitán). En lugar del Mayor, aquí tenemos al terrateniente Parker, con los mismos propósitos.Nuestros héroes también defenderán a unos mormones y su carreta. Hill también se enamorará de la chica rubia a la que protege. En lugar de defender a los mormones del valle, en ésta defenderán a unos frailes.
-A pesar de que la cinta empieza con un ritmo algo lento y su puesta en escena es peor que en "Le Llamaban Trinidad", rápidamente se recupera y cuando lo hace, las escenas y los gags se suceden de tal manera que uno no puede parar de reír ni de apartar los ojos de la pantalla.
- La primera "Le llamaban Trinidad" era más pequeña, más artesanal, con un presupuesto más ajustado. Esta segunda parte es más grande y está hecha con más olgura de medios, a sabiendas de que va a ser un éxito de público, y esto se nota.
- Spencer y Hill están más graciosos que en la primera, y su interpretación es mucho mejor. Están más relajados y consiguen unas interpretaciones más desenfadadas.
- La actriz finlandesa Yanti Somer está tremenda, y bien vale la pena pagar una entrada para verla, a pesar de su relativamente corto papel. Esta es una de sus pocas intervenciones en el cine, así que, no se la pierdan. Además, Hill incluso la besa.
- Es decididamente más "para todos los públicos" que la primera. Como si su función fuera la de llegar a todos los públicos y hacer así más caja.
- Spencer y Hill demostraron con esta cinta que también podían ser unos buenos cómicos. De ahí que a partir de ella se sucedieran otras muchas películas protagonizadas por ambos fuera del western y con un tono claramente de comedia ligera: "Dos superpolicías", "Y si no, nos enfadamos", "Quien tiene un amigo tiene un tesoro", etc.

Hoy, cuando vuelvo a ver las películas de Bud Spencer y Terence Hill (en especial sus westerns), intento hacerlo con los ojos del niño que las vio por primera vez hace 40 años. No es que no sea capaz de ver sus defectos y sus carencias, sino que, simplemente, no me importan, porque los personajes me siguen apasionando y divirtiendo como entonces, cuando de niño soñaba con ser cualquiera de los dos, porque esos films me devuelven a los años de mi infancia y no soy capaz de verlos con otros ojos que no sean los de la nostalgia. Ahí radica la verdadera magia de esta película.

No es una película redonda, pero contiene algunos de los mejores gags del cine de ambos protagonistas. Y es súmamente divertida. Por esto mi nota es un 8.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesc
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27 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la línea de su predecesora, Le seguían llamando Trinidad calca la estructura de la anterior producción de Enzo Barboni con un ritmo muchísimo más lento que no favorecen un desarrollo que debiera ser precoz por basar toda su acción principal en el slapstick para fundamentar su imberbe historia en la comedia dejando de lado el profundo deseo del director por indagar en las personalidad de los protagonistas más allá de su relación con el mundo de la delincuencia y de la fraternidad. El argumento es literalmente una réplica de la película anterior: Bud Spencer (El Niño) y Terence Hill (Trinidad), después de un periplo por el desierto, fortuitamente se reencuentran para llevar a cabo una misión de criminalidad conjunta confundiéndose con agentes de la ley para llevar a cabo sus fechorías teniendo otra comunidad religiosa como telón de fondo, donde el mensaje se reitera con su anterior entrega de una manera más precipitada y dejando escapar las posibles lecturas de carácter más metafórico que residían en Le llamaban Trinidad para aposentarse, quizás por holgazanería, en una comedia más visual sin pretensión cuyo único objetivo es el divertimento del elenco (que se contagia al espectador) por las rocambolescas escenas creadas a partir del guión. Con técnicas propias del wéstern occidental en cuanto a grabación, Barboni vuelve a recrear la complicidad de sus dos actores principales aunque más distanciada por el regocijo que crea en torno a los sentimientos de la codicia y el egoísmo, muy clarividentes desde la aparición de la figura materna de los protagonistas, 'Madre Farrah', encarnada por una muy potente Jessica Dublin que ensombrece a los actores en el tramo que permanece en pantalla por tal poderío escénico. A pesar de ofrecer un ritmo más estático, este se ve compensado por escenas de tensión con mucha comedia visual que, a pesar de acaparar metraje de una manera anodina para la trama, resultan impresionantes por el control ejercido por Barboni en cuanto a primeros planos con paneo característicos del género que llegan a sus momentos de clímax de forma satisfactoria para el espectador, siendo la escena del póquer posiblemente lo mejor de la película. Las escenas de acción quizás son el punto más débil de la trama por la repetición de estilo que tiene desde el planteamiento hasta el desenlace, y que, desde su predecesora, pierde el impacto visual a pesar de mantener las mismas técnicas de grabación, a la que los decorados no compensan por su poca vistosidad y carencia de elementos propios del entorno de desarrollo que compensen la expectación por una innovación en las escenas de lucha. Únicamente la recomiendo si gustó la precuela, sino, no la veas, a pesar de ser muy divertida y cumplir su cometido lucrativo. Bud Spencer siempre será el rey de las hostias con la mano abierta. (6.5).
Tiggy
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11 de septiembre de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un obligado interceso de géneros -con drama bélico, giallo de Argento a título anecdótico y un aperitivo corsario con Hill juntos a ratos- Bud vuelve a las tollinas polvorientas con su compañero 'a la fuerza' titular -aunque no único en lo que le restaba de carrera- para retomarlo justamente donde lo dejaron.
La principal novedad estriba en que el vestuario se reparte esta vez en pijamas harapientos -para el desierto-, traje de señoritos -en el restaurant- y hábitos de monje -para confesarse, repartir hostias consagradas y jugar al rugby con cargamentos de oro-.
Además disponen de una familia a la altura de las circunstancias integrada por la madraza y musa trash Jessica Dublin ('Rejuvenatrix', 'Vengador Tóxico 2 y 3') y el icono fordiano Harry Carey Junior, hijo de otro icono fordiano y senior homónimo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
antonio lopez herraiz
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16 de febrero de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he tenido ocasión de comprobarlo, pero si siguen haciendo reir a los niños tanto como nos hicieron reir entonces....Entonces, cuando solo habia "sabado cine" y "el cine del cura" los domingos....pasabamos horas rememorandolas.Si no tuviste ocasion de verlas entonces ahora te parecerán poco, humor de sal gruesa....aunque eso si, si te apasiona el "spaguetti western "no dejes de verla.
freud23
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