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Dos madres perfectas

Romance. Drama Una historia que mezcla amor, lujuria y amistad. Narra la apasionada relación de Lil y Roz, dos amigas de la infancia que, pasando unos días de descanso con sus respectivos hijos, se enamoran cada una del hijo de la otra, lo que provocará numerosos conflictos. Roz se da cuenta de que se ha enamorado del hijo de su amiga, y a Lil le pasará lo mismo poco después. A partir de entonces, cada acción amenaza con romper la convivencia y hacer ... [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
3 de junio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Exquisitamente deliciosa, gentilmente encantadora, extrema delicadeza llevada con gran finura y elegancia, sutileza de unos pasos de enorme resonancia y de perpetuas miradas que hipnotizan y detienen el tiempo, perplejo y conmovido corazón que irrumpe con fuerza inusitada alimentando un devorador volcán que inunda y arrasa todo el espacio; una fascinante, atractiva, bella fotografía para una impresionante localización, relajante y hermoso paisaje que habla por si sólo como la pieza más importante de este sorprendente, peculiar y peligroso cuarteto, una turbadora combinación de emociones madre-hijo/eterna y fiel amistad que seduce y cautiva con la misma lentitud y armonía que se mueven los personajes. Película de sentimientos, emociones, amor, deseos, venganzas, frustración..., absorbente pluma de un escritor cuyo relato es fantásticamente llevado a la gran pantalla y conducido, encabezado magistralmente por dos bellas y generosas actrices que enamoran la cámara, atrapan el aire, suspenden la respiración y fascinan la quietud de toda alma entregada; impactante conmoción de serenidad aplastante cuya velocidad es ralentizada causando una explosión interna -honda magnitud de alcance insospechado- de calmada percepción y sonoridad tenue dado el vigor y la fuerza de lo vivido y sentido. Logra eclipsar tu pensamiento, aturdir tu razón, impactar tu sobria presencia y herir tu más querida ingenuidad; desesperación de palabras no mencionadas que penetran en tu firme surrealismo y hierven tu incredulidad perceptiva. Sentencia narrativa ya escrita sobre la que no cabe recurso de apelación, sólo opiniones variadas sobre el acierto o desatino de su conversión en imagen, plasmación contundente o inverosímil a gusto del espectador o con su evidente rechazo; por mi parte, una lectura cálida y emocionante, pequeño paraíso escondido, convulsión de un edén a salvo de miradas furtivas e indiscretas que conforma un cuadro llamativo y sugerente de vertiginosa confección.

http://lulupalomitasrojas.blogspot.com.es/
lourdes lulu lou
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15 de junio de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante su primera media hora, la película intenta dibujar las situaciones como algo natural, que pasa porque tiene que pasar sin que ninguno de los personajes haga algo por forzarlas. El problema es que parece notable que a Fontaine esta parte no le importa mucho. Es más, parece como si fuese una obligación hacer un prólogo que asiente los cimientos de una película cuya fuerza se basa en los sentimientos que son capaces de transmitirnos los personajes. Y como parece estorbarle, en este tramo "Dos madres perfectas" es lo menos trabajado con la carencia de un hilo conductor en el momento que todo se desencadena. Esa desidia por narrar lo importante, con un conveniente salto temporal en su final, llega al espectador en forma de tedio continuo.

A partir de esa media hora, la directora comienza a narrar los sentimientos que aparecen al consolidar las relaciones, en un intento de mostrar celos, decepción y resignación en los personajes femeninos mientras los masculinos se incluyen en las tramas, pero no tienen el peso dramático que debieran. Sin ni siquiera hacer un intento en explotar la comedia más convencional y entretenida o en el más arriesgado drama de oscuros pensamientos, Fontaine opta por la más típica narración contenida en la que no entra en el dilema moral que se plantea, y en la que los personajes tienen como reto no dormirse mientras actúan, reto por otra parte de difícil cumplimiento por parte del espectador. Es cuestión de tiempo que la película languidezca siendo una simple caricatura de lo que prometía porque le falta fuerza y personalidad.

Un buen reparto liderado por dos pesos pesados como son Watts y Wright debería ser suficiente como para levantar el vuelo argumental y desarrollar unos personajes con personalidad y complejos en sus decisiones y acciones, pero aunque ambas firman un digno trabajo, les falta algo de esa credibilidad de dos personas que pasan por una situación complicada. Su naturalidad no es precisamente algo normal como para darlo por hecho, algo que la película si hace.

La verdad es que no esperábamos demasiado teniendo en cuenta las criticas recibidas antes de su estreno, pero al menos el espectador se merece que la película se arriesgue en un sentido o en otro, y que el público sea el que decida con qué planteamiento quedarse. Sin embargo, "Dos madres perfectas" se encarga de decidir su postura antes de dar a elegir, algo que baja muchos enteros en su puntuación final.
Moody
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11 de junio de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Dos madres perfectas” está dirigida por la luxemburguesa Anne Fontaine, autora de películas como “Nathalie X” o la cinta sobre Coco Chanel que protagonizó Audrey Tautou y adapta el relato “Las abuelas” de la escritora ganadora del Nobel, Doris Lessing, en un proyecto que además está producido por Naomi Watts, una de las protagonistas. El eje de la historia es la amistad entre los personajes de Lil (Naomi Watts) y Roz (Robin Wright), amigas desde la infancia, que han crecido juntas y que ya pasados los 40 años viven al lado una de la otra, en un idílico paraje junto al mar en la región australiana de Nueva Gales del Sur. Roz vive con su marido y su hijo adolescente y en la casita de al lado está Lil con su otro hijo de la misma edad, aunque en su caso no hay hombres en su vida ya que enviudó años atrás. Todos ellos guardan una cordial relación que se verá desequilibrada cuando el marido de Roz se traslada a vivir a Sidney por motivos de trabajo, algo que no es visto con buenos ojos por su mujer y su hijo, que no están muy por la labor de dejar el lugar. Poco después, Roz comienza la relación con el hijo de Lil, ya en la edad de sentirse atraído por el otro sexo y que acaba poniendo sus ojos en la mejor amiga de su madre. Ella se resiste pero finalmente accede y su amiga no tardará en darse cuenta de la situación, lo mismo que el hijo de Roz. Y así no pasará mucho tiempo hasta que el hijo de Roz haga lo propio y seduzca a Lil, que se deja llevar, en el caso del joven y de la viuda para hacer lo mismo que aquella persona que ha sido su amiga toda la vida y con la que ha vivido todo.

Fontaine y el guionista Christopher Hampton (“Las amistades peligrosas”, “Expiación”) proponen un curioso panorama en el que la amistad se lleva al límite de compartirlo todo, los hijos comparten a las madres y las madres a los hijos, después de que todos ellos hayan crecido juntos y se sientan como una suerte de familia, con sus propios códigos. De esta manera, todos acaban aceptando la situación y viven con ello sin problemas, alejados como están del resto del mundo, sin temor a verse juzgados por los demás. Ese es el apunte más interesante del relato, esa plasmación de la maternidad llevada al extremo de dejar al hijo en brazos de la amiga y esa amistad entre las dos mujeres como una necesidad de una de vivir todas las cosas que vive la otra, como si fueran un único organismo que no admite diferencias. Aunque el idílico plan en el que viven no tarde en resquebrajarse cuando los hijos crezcan y empiecen a conocer a otras personas que les alejen de ellas.

Sin embargo, a pesar de estas inquietantes connotaciones, a la película le cuesta levantar el vuelo con un aire en ocasiones más telefilmero que perturbador, que hace pensar en lo que podría haber dado de sí la trama en manos de un director más audaz, además de que los actores que hacen de hijos de las protagonistas resultan bastante limitados. Por su parte, Robin Wright y Naomi Watts hacen un buen trabajo como esas madres cuarentonas que han creado entre ellas un lazo incluso más fuerte que el que tienen con sus hijos, que ante todo se tienen a ellas, con esa mezcla de entrega y competitividad que he observado tantas veces en la amistad femenina.
travis braddock
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18 de junio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos mujeres que bordean la cincuentena, una divorciada y la otra viuda (Naomi Watts y Robin Wright: una lección de interpretación), amigas de toda la vida, viven en una población aislada de la costa australiana con sus respectivos hijos, en una relación prácticamente endogámica. Cuando los chicos crezcan en ese ambiente alejado de todo, cada uno se enamorará de la madre del otro, con las cuales iniciarán una apasionada relación. Pero cuando uno de ellos sale por fin al mundo exterior, descubre que existen otras mujeres, de su misma edad y con ganas de vivir. Los dos chicos se casan, tienen hijos, y las amantes pasan a ser abuelas. Pero la llama todavía no se ha extinguido. Anne Fontaine dirige por primera vez fuera de Francia una historia que podría haber convertido en un acerado análisis de la institución familiar, pero que en sus manos se convierte en una historia de amor casi incestuoso, que bordea lo prohibido pero sin caer en ello abiertamente, y en un retrato bastante veraz de la mujer enfrentada a su madurez, cuando la belleza empieza a marchitarse y las oportunidades menguan. Basada en un libro de relatos de Doris Lessing, la película está filmada con pulcritud y corrección, sin correr riesgos. Al menos, no cae en el sentimentalismo ni la ñoñería.
Eduardo
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20 de diciembre de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amigas desde la infancia, dos mujeres cuarentonas inician sendo romance, una con el hijo veinteañero de la otra y viceversa. La relación alcanza una dimensión amorosa desde el principio y ambas asumen complicidad en su doble aventura.

Con gran carisma y calidad interpretativa, Naomi Watts y Robin Wright forman un fascinante par femenino en este drama romántico-erótico-amistoso ambientado en la playa bajo la dirección de Anne Fontaine.

La secuencia inicial de los créditos acierta en la elección de unas niñas muy parecidas a las protagonistas, que aparecen en seguida con unos niños a su vez parecidos a los hijos adultos. Abundan sutilezas por el estilo en el resto de la película, con encuadres de los mejores ángulos a luz y sombra de las actrices en sus momentos de melancolía, de modo que fotografía y actuación se hacen una misma cosa disfrutable y memorable.

Naomi vuelve a sus orígenes australianos como actriz y, por primera vez en su carrera, encarna un papel de mujer madura, madre de un adulto y, más adelante, abuela de una niña pequeña. Aunque menos conocida, Robin está plenamente a la altura de la estrella, superándola en perfección corporal.

Los hijos y un marido son el punto débil de la historia, pues carecen del encanto que rebozan las mujeres… hasta que sus vástagos tienen novias.
Iván Rincón Espríu
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