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Crisis

Drama Nelly tiene 18 años y vive en casa de su madre adoptiva. La adolescente no deja de soñar con el que será su primer baile, organizado por el ayuntamiento de su pequeña ciudad. La chica escribe a su madre Jenny, que vive en Estocolmo, para conseguir un vestido bonito. Jenny aprovechará la ocasión para visitar a su hija, acompañada de su amante Jack, un actor fracasado y suicida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
13 de abril de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nelly (Inga Landgré) es una joven que vive en un pequeño y tranquilo pueblo rural junto con Ingeborg (Dagny Lind), su madre adoptiva con la que vive desde pequeña y con Ulf (Allan Bohlin), un hombre adulto enamorado de Nelly que le alquila un cuarto a Ingeborg.

Un baile organizado en la comunidad es la excusa para que Jenny (Marianne Löfgren), la madre verdadera de Nelly vaya al pueblo para conocer por primera vez a su hija la cual está muy emocionada por asistir a su primer baile, a ella la acompaña su amante, Jack (Stig Olin), un tipo bastante particular y oportunista.

Ahí se abre el telón y comienza cierta tensión, o al menos algún interés en la obra. Ópera prima del maestro sueco Ingmar Bergman estrenada en febrero de 1946, donde consigue un film con momentos de comedia, drama y romance, ayudado con una voz en off que va haciendo una presentación de los personajes y algunas situaciones en la película.

Kris es curiosa, porque no presenta una sola crisis, sino cinco dentro de todo el contexto de los personajes del film (es obvio que hay unas más importantes que otras), y que se desenvuelve cada una de buena forma gracias al estudio que se le hace a los personajes, aunque es claro que ese estudio no es tan detallado como en obras posteriores de Bergman.

Finalmente mencionar que es una película bastante correcta, que logra plantear una diversidad de cuestiones entorno a la soledad, la enfermedad, el distanciamiento familiar, el fracaso amoroso, cuestiones que Bergman siguió explorando a lo largo de su carrera.
10P24H
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10 de octubre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película del sueco. Puramente descriptiva, comienza con voz en off donde ya nos advierte de la escasa profundidad que otorga a la historia:" Yo no diría que es un drama, más bien un drama cotidiano. Casi una comedia". Por miedo o por convicción Bergman nos presenta la vida como una tragicomedia, pero la película se queda en "tragedia ligera".
En un apacible pueblo, una joven elige escapar, lo que se conoce como vivir, o experimentar. Pero ello tiene consecuencias. El mensaje moral consciente o no es contundente. El amor , el sosiego, la rutina, la costumbre se tornan Dios. Crisis existencial, elección, error.
Bergman fue un autor cuyas brillantes ideas precisarían de maduración, al contrario de genios como Truffaut, las películas primeras de Bergman tienen su mayor interés en ser las raíces de un excepcional proceso creador. A pesar de ello, buena.
gugly
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26 de junio de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Éste es el primer largometraje dirigido por Bergman, y, aunque no sea una película especialmente valiosa por sí misma, sí lo es por ser situarse en el comienzo de la carrera como director de este famoso cineasta sueco, es decir, por su valor histórico. Aparecen ya elementos temáticos propios del cine de Bergman, como las confesiones personales de los personajes, el suicidio como solución, cierto nihilismo, la contraposición entre el deseo y las normas sociales, una rebeldía individualista...

En este caso concreto, se contraponen el pueblo y la ciudad, así como la moral tradicional apegada a las apariencias, frente a un deseo de la juventud de una mayor libertad vital. Se muestra la mala vida de algunos personajes, ligados a la gran ciudad, y por otro lado Nelly (Inga Landgré) y Ulf (Allan Bohlin) vuelven al pueblo, después de una mala experiencia en la ciudad. A Bergman le faltaba aún llegar a un tipo de cine más torturado, pese a alguna secuencia más o menos sórdida e inquietante, como aquélla en la que Nelly pasea por la noche, pensando en el suicidio, después del suicidio de Jack (Stig Olin). El de "Crisis" es un Bergman en formación, que acusa la influencia del cine francés, por ejemplo el negro romanticismo del Marcel Carné de "Las puertas de la noche" (Les portes de la nuit, 1946). Por otro lado, la música es similar, en estilo, a las bandas sonoras del cine español de esos mismos años, lo que no es decir mucho a su favor.
Pedro Triguero_Lizana
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11 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El conflicto moral, la angustia existencial, la insatisfacción amorosa, la huida hacia un futuro incierto, la búsqueda de la ansiada felicidad, la enfermedad incurable, el odio paternofilial...

Todos estos temas siempre han formado parte del universo del nacido en Uppsala, allá por mediados de 1.918, Ingmar Bergman, pues su mismo nacimiento se halló bajo el signo de la catástrofe al sufrir de malnutrición por culpa de la gripe de su madre Karin; lo demás está en sintonía: un padre brutal y autoritario que es pastor luterano, unos hermanos despreciados y una educación intransigente propensa a la negación de la alegría. Al aceptar la imaginación como vía de escape, ve una oportunidad en el mundo artístico y abandona su casa con 19 años, y el deseo de vivir lejos.
Muy influenciado por Strindberg, Ibsen, Dreyer, Kierkegaard o Sjöström, el joven se introduce en el teatro con éxito mientras lleva una vida privada bohemia y turbulenta, y al poco tiempo y de forma fortuita se convierte en esclavo de Svensk Filmindustri; tiene 25 años y ha nacido su primera hija, Lena. Tras el rodaje por el célebre Alf Sjöberg de un guión de su propia cosecha donde participa como asistente, al aspirante a cineasta (nombrado ya director del teatro de Helsingborg) le es encargado por fin un primer trabajo bajo su entera responsabilidad, y vendrá adaptado de una obra del autor y dramaturgo danés Leck Fischer.

Desde los primeros segundos podemos apreciar claramente que Bergman viene del teatro. Sorprende su manera de comenzar la historia mediante la intermediación de un narrador "en off", dedicado a presentar el escenario, los personajes y la acción bajo los auspicios de ese telón improvisado que se alza; nos da de este modo la bienvenida a su universo. El narrador advierte de la ambigüedad del relato, no situado por entero en el drama, más bien en la comedia; desde luego esto será un engaño, uno de los motivos esenciales de "Crisis", que abre en un pueblo bucólico y tranquilo cuya paz va a verse perturbada como la de los protagonistas, por la llegada de una mujer.
Ella, Jenny, resulta ser la madre biológica de Nelly, y ahora, tras años de ignorancia, la reclama a Ingeborg, su piadosa y buena madre adoptiva que en la intimidad se revela arisca, despreciable (se burla de su amiga y vecina Jessie) y del todo manipuladora (estafa dinero a su pobre criada Malin); Jenny es su contrapunto más radical y descarado, y el amor de Nelly se disputa de manera oportunista y frívola, sin embargo una chica que encarna los valores que apasionan al director: la rebeldía juvenil, el impulso de la carne, el deseo de vivir. Las dos mujeres también son la encarnación de dos mundos, donde la anterior habitará y terminará por decidir a cual pertenece.

Se vislumbra algo que Hiroshi Shimizu lleva haciendo dos décadas antes, la separación del espacio en dos grandes entidades contradictorias: por un lado la naturaleza luminosa de una provincia anclada en la falsa transparencia de la moral y la tradición; por otro los claroscuros de esa capital saturada por los poderes de la ilusión, lo físicamente falso, la hipocresía y la violencia. Y frente a las mujeres, Ulf (el recto, honesto, sensato y protector hombre maduro que ama realmente a Nelly) y Jack (el hedónico perverso y nihilista que sólo desea, y que primero engaña a la madre y más tarde seduce a la hija).
Quizás haciendo eco del neorrealismo que acaba de explotar gracias a Rossellini y De Sica, quizás acercándose a los dramas oscuros de Borzage y Stahl y a un fatalismo que no deja de recordar el realismo poético francés anterior a la guerra, Bergman despliega sus reflexiones, de manera desnuda y directa, sobre la condición humana y su ambigüedad moral, el proceso "kafkiano" abierto a los personajes, la lucha entre generaciones o la pesadumbre lancinante de la traición sentimental, todo regado de humor devastador y apoyado en una gran expresividad visual y formal, al fin y al cabo elementos que fecundarán toda su obra.

Pero esos mecanismos que tan bien harán funcionar sus dramas y melodramas futuros aquí no giran adecuadamente ni sus movimientos resultan tan acertados como sucederá con el paso del tiempo; él mismo califica a "Crisis" un chasco, y crítica y público están de acuerdo con él. Una producción desastrosa donde se enfrenta a problemas con el equipo, pérdida del control creativo y grandes roces con su compañía (que le despedirá por ello), hace que falle a la hora de desarrollar los acontecimientos, manejar los trucos típicos del melodrama de la época y proporcionar una introspección satisfactoria de sus protagonistas
Porque salvo el pobre Ulf, encarnado por un bueno Allan Bohlin, todos se abocan a lo detestable en su tormento, su neurosis, su manía, su irremediable crisis. La guapa Inga Landgré, dando vida a esa Nelly que quiere conocer los vicios y grandes lujos de ciudad para luego comportarse de forma altiva y soberbia pese a ser la misma tonta de pueblo de siempre, pulveriza los nervios como pocas actrices del sueco han hecho, del mismo modo que Dagny Lind, pese a su calidad interpretativa, con la cual se nos obliga a simpatizar tras verla actuar de forma hipócrita, egoísta y pretenciosa con aquellos que la rodean.

Bergman, además, no logra extraer de sus actores una actuación veraz, más bien demasiado teatral, y como ejemplo superlativo ese dramático Stig Olin como Jack, primera versión de un personaje recurrente en su cine, en cuyos rasgos cínicos y perversos gusta de retratarse. Si hay algo que enamora es la sutil y natural interpretación de Svea Holst y la fotografía en blanco y negro de Gösta Roosling (ni siquiera la banda sonora parece encajar con los sentimientos mostrados en muchas escenas...).
Uno de los mentores del director, Sjöström, produjo el film, y de poco le sirvió, ya que fue todo un fracaso. Y es que no todos los comienzos son brillantes; el futuro maestro tardaría unos años más (tres, en concreto) en pulir y perfeccionar su obra...
Chris Jiménez
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25 de agosto de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Crisis (Kris) película sueca de 1946 dirigida por Ingmar Bergman con guión del propio director basado en la obra teatral Moderhjertet (Corazón de madre) del dramaturgo danés Leck Fischer. La cinta fue estrenada el 25 de febrero de ese año y su importancia estriba en que se trata del primer film dirigido por Bergman cuando contaba con sólo 27 años.

La historia se ubica en un pequeño pueblo de la Suecia rural durante la posguerra. Nelly (Inga Landgré), una chica de 18 años aficionada al baile, vive con su madre putativa Mutti (Dagny Lind), una maestra de piano que se las ve muy duras para salir adelante económicamente. La película comienza cuando llega al pueblo Jenny (Marianne Löggre) la madre biológica de Nelly con la intención de recuperar a su hija para llevarla a la vivir con ella a la capital. Lo que viene a continuación es el desarrollo de la trama pero de eso ya no diré nada.

Me interesa dejar sentado desde un principio que la película me parece mala sin más. Creo que algunos colegas que aquí han aportado su críticas, muy respetables todas, se van con la finta de valorar positivamente la cinta sólo porque es de Bergman. Y estoy de acuerdo que el nombre pesa. Pero también estaremos de acuerdo que, probablemente, la están viendo con ojos ‘contaminados’ por las obras maestras que el buen Ingmar logró posteriormente. Yo he tratado de evitar en lo posible esa perspectiva tratando de evitar un juicio a posteriori y considerar la película a priori, como si la hubiera visto el día de su estreno y el tal Igmar Bergman no era el genio que ahora conocemos sino apenas un guionista poco conocido en el medio cinematográfico.

El mismo Bergman consideraba a este su primer trabajo de dirección un proyecto fallido. Así nos lo hace saber en su autobiografía La linterna mágica. En ese texto nos cuenta la enorme cantidad de dificultades que enfrentó el proyecto al grado que, en varias ocasiones, estuvo a punto de cancelarse. El entusiasmo inicial que en un arrebato de arrogancia lo llevó a concebirse como el sucesor de los grandes directores suecos (Sjöberg, Molander y Dreyer), fue diluyéndose poco a poco a medida que se enfrentaba a un sin fin de dificultades no previstas.

Los problemas comenzaron con la historia misma. A Bergman le pidieron que adaptara una obra teatral de un autor danés. El texto le pareció nefasto y de su autor dice que es un ‘escritorzuelo’. Pero escribió el guión con la esperanza de que se lo aprobaran y así fue. Lo que Bergman no sabía es que el estudio quería hacer una película, cualquiera, porque había que cumplir el contrato que ya tenía firmado con los actores y el equipo técnico.

Llama la atención lo endeble del argumento tomando en cuenta que Bergman ya tenía experiencia como guionista y hasta cierto prestigio ya que la cinta Tortura (Hets) dirigida por Alf Sjöber había obtenido el premio en Cannes en 1946 y Bergman había sido el autor del guión. Sólo que dicho guión fue escrito a partir de un texto que el mismo Bergman había escrito tomando como base sus experiencias personales como estudiante preparatoriano. Eso explica, de alguna manera, la mediocridad de la historia que se nos narra en Crisis.

La película resulta demasiado ‘teatral’ y las actuaciones son cuando mucho mediocres. Bergman llega a afirmar que algunos de sus protagonista no sabían actuar. Además de que no lo respetaban y tenían constantes roces. La fotografía no es ni remotamente lo que Bergman hubiera deseado. Le impusieron a un fotógrafo que sólo había trabajado en documentales sobre la naturaleza pero nunca con actores y en estudio. Para colmo, él y Bergman se odiaban cordialmente y se trataban como perros y gatos. En pocas palabras: un desastre.

Las peripecias de la realización del filme son innumerables y darían por sí mismas para una interesante película de ‘cine dentro del cine’. Las dificultades de Bergman llegaron a tal extremo que el estudio le consiguió la ‘asesoría’ del prestigioso director Victor Sjöström para que ayudara al novato a sacar adelante el proyecto con el que tropezaba a cada rato. Fue de esa forma como la cinta pudo llegar a buen término e Ingmar Bergman inscribir su nombre como director e iniciar una carrera que a la postre resultaría brillantísima. Pero, definitivamente, Crisis no fue un inicio sencillo y mucho menos satisfactorio. Todo estaba aún por escribirse.

Jesús Magaña Estrada
25/08/21

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Pensadero Público
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