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Rubicon (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2010). 13 episodios. Will Travers (James Badge Dale) es un analista que trabaja para una empresa sin ánimo de lucro en cuestiones sociopolíticas. Su pasatiempo preferido son los crucigramas publicados en el New York Times. Un día, descubre una extraña combinación en los crucigramas que lo lleva a sospechar de sus jefes, sospechas que se acentúan con la misteriosa muerte de su suegro David (Peter Gerety). Pero lo más ... [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
13 de marzo de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremendo proyecto el que nos presentaba la cadena AMC en 2010. ‘Rubicon’ se estrenó en Estados Unidos con buenas cifras de audiencia, pero éstas empezaron a caer ya desde la segunda semana de emisión, especialmente en la franja de edad comprendida entre 18 y 49años, la más codiciada en la televisión yanqui (sólo 0.2 de los 1.2 millones de espectadores que reunía la serie). ‘Mad Men’, por ejemplo, no gozaba de enormes audiencias, pero las cifras en la franja de edad 18-49 (0.7 de los 2.2 millones) fueron suficientes para mantenerla en antena.

La serie se centra en un analista de un instituto americano de inteligencia, cuya función es detectar amenazas terroristas internacionales que amenacen a los Estados Unidos. Pero el protagonista Will Travers (James Badge Dale) empezará a sospechar de sus propios superiores debido a un extraño código secreto en un crucigrama y a algunos sucesos que pueden parecer coincidencia, pero de los él sospecha que hay algo más. Uno de los hechos es la muerte de su suegro, que también trabajaba en inteligencia, en extrañas circunstancias.

De este modo, Will, intentará compaginar su trabajo en el instituto con la investigación que emprende por su cuenta para aclarar esas ‘coincidencias’ que parecen conducir a un secreto mayúsculo. Sus propios jefes, debido a su absentismo laboral y extraño comportamiento, empezarán a sospechar de las actividades de Travers y le invitarán en más de una ocasión a abandonar su búsqueda, debido a las consecuencias que pueda acarrear.

La ficción tiene un ritmo pausado y requiere paciencia y atención para ser vista, ya que es una de esas series en las que los detalles importan, y hay que estar despierto para captarlos. Seguramente, éste es uno de los motivos del poco apoyo de los espectadores, ya que estamos acostumbrados a ritmos altos que no nos hagan pensar en exceso y, sobre todo, a la inmediatez: si vemos una serie policíaca queremos ver casos desde el primer episodio, si vemos una serie de humor queremos reírnos desde el primer sketch.

‘Rubicon’ tiene toda la esencia de ser una serie de tres o cuatro temporadas y su temprana cancelación hace que quede incompleta. No ocurre igual que en ‘Lights out’ que, a pesar de su cancelación al acabar la primera temporada, queda completa y como una gran serie de sólo trece episodios.

Cuando acabas de ver la serie queda irremediablemente la sensación de “lo que podría haber sido”. Con un guión intrigante y brillantemente elaborado y uno de los mejores repartos que hayamos visto últimamente en las series made in USA, estamos hablando de una serie de que podría haber marcado época, y que ha quedado en una ficción incompleta que, aún así, merece ser vista. HBO ha tirado adelante series con pobres audiencias confiando en la calidad del producto y AMC no lo ha sabido hacer con un producto que era excelente.
Carlos
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8 de abril de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la pregunta de la cancelación de Rubicon surge otra distinta ¿Cómo en la época de LOST y los cliffhangers pudo llegar a existir una serie que prescindiera de ellos? Quizás por eso mismo fue cancelada, o no, pero la realidad es que su primera y única temporada quedará en el recuerdo como otro oasis perdido en la ficción televisiva.

Tras la estela de Mad Men y Breaking Bad, la cadena AMC estrenó Rubicon en verano de 2010 como su respuesta (inteligente) al thriller. Lejos de presentarse como un procedimental, la serie creada por Jason Horwitch respira un aroma a las mejores intrigas políticas de los años setenta, nada comparables a las habituales propuestas artificiales y artificiosas en las que se resuelven casos de manera episódica, sino con un espíritu más cercano a la conspiración y paranoia de la reciente Homeland. Un tono desmitificador y realista hacia un género habitualmente convertido en un carrusel de inverosímiles secuencias de acción y espionaje, desvelando nuevas inquietudes en torno al thriller en nuestros días, cada vez más dado a creer (y ver) la conspiración diaria por parte de los políticos y las grandes corporaciones. Y es que en Rubicon, como en la realidad, no hay grandes crímenes que investigar, no hay héroes que salven al mundo, hay anónimos, absolutos desconocidos que se sientan como burócratas delante de su ordenador sin saber por qué ni para quien trabajan. La soledad del que no solamente está solo, sino que desconoce a su enemigo.

Porque la clave de Rubicon no está en lo que cuenta, está en como no lo cuenta. Su argumento en el fondo no existe, un detalle sorprendentemente acertado al contar el día a día de un servicio de inteligencia en el que nada pasa. Activan la teoría de la conspiración tan solo un trébol, un accidente de tren y el crucigrama de un periódico, pero son los personajes y sus acciones los que mueven orgánicamente la trama, no la trama la que se mueve alrededor de ellos. Su protagonista (Will Travers) busca respuestas a preguntas que no la tienen o de las que es mejor no encontrarlas. Desconfía de todo y de todos, hasta de su propia seguridad física, tratando de descubrir una conspiración para la que no encuentra teorías.

Fue criticada por su ritmo lento, pero precisamente es una serie con ritmo, que es muy distinto. Tiene estilo propio y una cadencia narrativa en la que uno se deja atrapar. Su mejor virtud es muy de apreciar en estos tiempos televisivos que corren, va en contra de lo que la gente espera de una serie. Ni resuelve tramas dentro del propio episodio ni deja abiertas otras al final del mismo. Tan solo al final de temporada se apresuró a la hora de revelar lo inenarrable, desvelando una trama que nunca existió, y que por tanto, no podía contarse en una segunda temporada. O quizás la cancelaron porque ellos no quieren que sepamos la verdad, será mejor creerlo así. Nunca lo sabremos. Will Travers, tampoco.
antonio1004
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30 de septiembre de 2012
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al final de Rubicon el sentimiento principal es de decepción y de frustración. Y no precisamente porque la serie no fuera buena, que lo era, sino porque ya para entonces se sabía que no habría una segunda temporada, y que ese final dejaba muchas puertas abiertas para una nueva tanda de capítulos en los que seguir descubriendo de forma sosegada pero tensa los más insospechados secretos.
Desgraciadamente Rubicon no caló hondo entre la audiencia y no pudo superar la barrera de su única temporada. Y es que su hermética historia y su ritmo especial podían resultar realmente sugestivos para algunos, pero aburridos para la mayoría.
Rubicon comienza sembrando la pantalla de interrogantes. El protagonista es un analista que trabaja para una agencia secreta en la que se toman decisiones que afectan a la seguridad nacional. Dos muertes seran el origen de una cadena de acontecimientos tan densa como intrigante. Por un lado el superior inmediato y futuro suegro de nuestro protagonista fallece en un incomprensible accidente de tren. Entre tanto en su mansión un millonario pone fin a su vida ante la sorpresa de su mujer. Es entonces cuando Will Travers, nuestro chico, aprovechando su habilidad para detectar patrones y códigos comienza una investigación particular que enlazará ambos acontecimientos, y que le llevara a descubrir cosas que nunca le hubiera gustado saber.
Rubicon comienza de forma enigmática, sin dar a conocer sus claves, sembrando la pantalla de una atmósfera tensa pero envolvente, haciendo ver que no pasa nada cuando en realidad está pasando todo. Y lo mejor, o lo peor para muchos, es que esa es la tónica de casi todos sus capítulos. Es díficil dar con las claves de la trama, y más colocar en su adecuado lugar a cada uno de los personajes.
Y los personajes son precisamente otro acierto de la serie. Desde el protagonista que arrastra traumas del pasado, hasta sus compañeros de trabajo con sus pequeños conflictos, pasando por los dos misteriosos jefes, todos consiguen enriquecer el desarrollo de la trama principal gracias, sobre todo, a sus diferentes personaldades y a la galería de conflictos menores, pero intrigantes, que presentan.
Estos personajes están interpretados por actores poco conocidos, siendo el protagonista James Badge Dale, que ya interpretó The Pacific, y cuyo trabajo se mueve en una longitud de onda parecida a la de la propia serie. Don nombres más conocidos interpretan a los dos personajes más jugosos del relato, Miranda Richardson y Arliss Howard.
Llegando al final el ritmo se acelera y algunas respuestas empiezan a salir a la luz. Es un final notable si la serie hubiera tenido continuidad ya que cierra algunas puertas pero mantiene abiertas otras bastante sugerentes. De esta forma, y aunque esto no sea culpa de sus creadores, Rubicon se queda como una serie llena de magnetismo, pero definitivamente coja.
ernesto
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27 de agosto de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie fusiona la narración de una historia muy trabajada y compleja, con un guión muy rico, con un retrato fiel de una realidad politica peliaguda que nunca se ha tocado antes en ninguna otra ficción, al menos no con tanto rigor.

Todo esto sin renunciar ni un ápice a un intriga que llega a ser por momentos asfixiante y mucho menos al esteticismo y espiritu artisitico característico de AMC (veáse Mad Men).

Se ve en todo momento la mano del director en los planos, silencios e interpretaciones (muy buenas en lo que llevo, sobre todo los secundarios), la puesta en escena es muy filedigna.

Como contrapunto huelga decir que el ritmo es lento, pero eso para mi más que un inconveniente es una virtud.
PainInside
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2 de septiembre de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
98/04(10/07/14)Entretenida y envolvente serie de la AMC, creada por Jason Horwitch (“Southland”), thriller no apto a todos los paladares por su ritmo sereno y tranquilo, deja reposar su desarrollo para acentuar su calado emocional, bebe con notoriedad del estilo setentero de fílms como “Todos Los Hombres Del Presidente” o “Los Días Del Cóndor”, haciendo su ambientación cuasi atemporal, una especie de juego retro-vintage, de hecho Horwitch dijo que ideó la serie inspirándose además de en los 2 films referidos en “El Último Testigo”, con cadencia lenta y tramas complejas, curioso es que el creador dejó la serie tras escribir y producir el piloto por diferencias creativas, tomó su relevo Henry Bromell. Son 13 únicos episodios al cancelar su segunda temporada por baja audiencia (una vez más público y calidad no son lo mismo) que evolucionan de forma sugerente, dosificando los elementos de suspense, intriga y misterio.

Escenario principal es la ciudad de Nueva York, el protagonista es Will Travers (buen James Badge Dale), marcado por la muerte de su esposa e hija en las Torres gemelas el 11 septiembre, trabaja en el (ficticio) Instituto de Política Americana de analista de inteligencia de datos para la seguridad nacional, arranca el día de su cumpleaños, Will detecta enlos crucigramas de periódicos importantes están conectados con el mensaje en código <Nuestros tres poderes del Estado están aquí, legislativo, ejecutivo, judicial>, creeque esto puede ser parte de algún tipo de conspiración, se lo comunica a su jefe David Hadas (buen Peter Gerety) que le dice que se olvide del tema, aunque este se lo dice a su superior Kyle Ingram (gran Arliss Howard). Por la noche Will toma un café con su suegro que trabaja con él, Will nota que está raro, que algún secreto guarda que lo angustia, a la mañana siguiente el suegro muere en un accidente de tren. Will tras seguir algunas pistas cree la muerte no ha sido casual, y sospecha de los que están a su alrededor, entre ellos el jefe del API, Trauxton Spangler (gran Michael Cristopher, dramaturgo premio Pulitzer por escribir la obra “The Sahdow Box”). Mientras tanto Will comanda un equipo de analistas, Tanya (correcta Lauren Hodges), Miles (buen Dallas Roberts), y Grant Test (buen Christopher Evan Welch), su secretaria es Maggie (correcta Jessica Collins), investigan una posible amenaza de atentado en USA. Sus pesquisas sobre los crucigramas le llevan a un terreno peligroso, cruzándose sus indagaciones con el suicidio de un empresario millonario, Tom (inane Harris Yulin), su viuda Katherine Rhumor (buena Miranda Richardson) también investiga los motivos de la muerte.

Me ha resultado un atractivo thriller de espionaje, con unas actuaciones muy meritorias, con una construcción de personajes esmerada, dando tridimensionalidad a cada uno, atribuyéndoles personalidades con sus problemas y haciéndoles cercanos, dándole un fondo y cayendo en el cliché, con un discurrir de los acontecimientos que te va calando en la paranoia ambiental. Se nota la mano de un gran equipo de guionistas, Henry Bromell (“Doctor En Alaska”, “Carnivale” o “Homeland”), Eliza Clark (“The Killing”), Nichole Beattie (“The Walking Dead” o “Hijos De La Anarquía”), Zack Wheldon (“Deadwood” o “Southland”), Blake Masters (“Brotherhood” o “Two Guns”), Michael Oates Palmer (“The west Wing” o “Kyle XY” o “Shark”) y el propio creador, consiguen impregnar al relato de un aura atractiva. Entrelaza 3 historias desde el primer capítulo, el suicidio de un rico empresario, la muerte en accidente de un analista y la investigación sobre un temible terrorista yihadista sin rostro, a medida que avanzan los episodios las tramas parecen conectadas de alguna forma, consiguiendo hacer al espectador participe de esta red de conspiraciones.

Desde el primer episodio comienza sembrar las bases de un thriller sosegado, donde los interrogantes se suceden en una espiral que emite paranoia, donde se deja caer algo tan manido como que hay fuerzas en la sobra que dominan nuestros volubles destinos, la hace en un tono desmitificador del trabajo de espía, lejos de secuencias espectaculares, tipos guapos, fuertes, duros, acción, esta serie se detiene en los detalles para remarcar la tensión. Se tocan temas como el miedo a lo desconocido, el poder en la sombra, los sentimientos de culpa, la soledad, la misantropía, dando como resultado una inquietante y tensa serie, de ritmo reflexivo no recomendable a los incondicionales de la serie “24” con Jack Bauer. Lo malo es que cuando todo se destapa no te provoca gran sorpresa, cae en algo previsible (spoiler) además de dejar algunos cabos sueltos, asimismo se pierde en una nebulosa el personaje de Ed Bancroft (buen Roger Robinson), que parece tendrá mucha importancia y de pronto desaparece sin dejar rastro.

La historia tiene paralelismos con “Los 3 Días del Cóndor” de Sidney Pollack, en esta el personaje encarnado por Robert Redford descubre un posible código oculto en una novela, cuando este comunica a sus superiores sus sospechas no le hacen caso, pero poco después sus compañeros de oficina de analistas son asesinados, el se libra por que estaba comiendo, convirtiéndose él en perseguido por una red de conspiradores, muy parecido a esta “Rubicon”, además su final es parecido a este film (spoiler).

James Badge Dale borda su rol de tipo taciturno atormentado, transmite melancolía, amargura, nihilismo, frustración, su lenguaje gestual tanspira pesadumbre, haciendo de él un anti-héroe con matices, entroncando con el Harry Caul (Gene hackman) de “La Conversación” de Coppola, muy bueno. Arliss Howard realiza una interpretación magistral, con mesura, pose regia, flemático, emite que se las sabe todas, que va por delante, y por ello no sabes si dice la verdad o no, cuando habla denota autosuficiencia, maravilloso. Michael Cristofer está esplendido en su papel de sibilino jefe manipulador, con sonrisa siniestra, sobresaliente. (continua en spoiler por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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