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La diligencia

Western A pesar de que los sioux de Caballo Loco están en pie de guerra, una diligencia parte para Cheyenne. Durante el largo y duro viaje, se producirán tensiones de todo tipo entre los variopintos pasajeros, pero tanto ellos como el conductor, a quien acompaña el sheriff, deberán olvidar sus diferencias para defenderse de un ataque de los indios. Remake en Cinemascope del famoso filme de John Ford "La diligencia" (Stagecoach) protagonizada ... [+]
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
18 de diciembre de 2014
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacia los grandes horizontes es un western correctito aunque vulgar, entretenido pero excesivamente largo, cuajado de estrellas del momento y veteranos de toda la vida. Su problema, en realidad, se llama La diligencia. Porque es un remake del clásico de John Ford de 1939. Y hay cosas que no se pueden tocar. No puedes cambiar a John Wayne por Alex Cord, hombre, eso no se hace, Ni a John Carradine por Mike Connors. Ni a Donald Meek por Red Buttons, que se pasa de gracioso. Ni un guión de hierro por una imitación carente de gracia. Esa dichosa manía de intentar mejorar lo inmejorable. Tiemblo sólo de pensar en ese Ben-Hur que están preparando, con esos actorcitos que jamás darán la talla ni de lejos. Eso sí, nos ahogaremos en efectos especiales para que el populacho se quede boquiabierto y suelte la pasta. Cuenta la leyenda que Gordon Douglas, director del que ya he hablado en una crítica reciente y que cuenta con westerns muy solventes, escribió a John Ford algo así como "si tú lo hubieras hecho bien, yo no tendría que mejorarlo", a modo de excusa por el rodaje del remake. Ford escribió a su vez una respuesta que nadie conoce, porque el presentador del programa de televisión en que iban a leerla se negó a hacerlo en directo. Podemos imaginar lo que el viejo huraño habría escrito. Hay indios, persecuciones, un arriesgado paso nocturno de la diligencia junto a un abismo, amor, humor a cargo de Bing Crosby y el insufrible Buttons, pero la sombra del clásico pende sobre toda la función y las comparaciones son irremediables. En su haber positivo: la enérgica banda sonora de un joven Jerry Goldsmith, que ya estaba demostrando de qué era capaz; el buen hacer de Ann-Margret, a la altura de Claire Trevor; la solidez de Van Heflin; la bonita fotografía de William Clothier. Y poco más. ¿Mala? No, sólo inútil y evitable. Y es que nunca aprenderán.
Eduardo
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11 de julio de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las comparaciones son odiosas, en este caso y aunque se trate de un remake, es mejor olvidarse de la original porque la película en si no es mala. El argumento es de sobra conocido, narra el viaje de un variopinto grupo de personas que por diferentes motivos tienen que desplazarse sin escolta y en diligencia por un territorio en el que los indios están en pie de guerra.
Cuenta con un buen reparto encabezado por Ann Margret, Bin Crosby , Van Helfin (ganador de un óscar y actor habitual en películas del oeste), Stefanie Powers.. Con unas interpretaciones bastante buenas, que aunque no son el calco de las de La Diligencia (1939), están bastante bien, sobre todo la de Bing Crosby, quien tiene además el hándicap de que el actor de 1939 Thomas Michell , se llevo el Oscar al mejor actor secundario por ese trabajo; el problema viene si se compara la de Mike Connors y Alex Card, que tampoco lo hacen mal, con sus homónimos de La Diligencia, en este caso John Carradine y John Wayne. Es ahí donde te das cuenta el trabajo tan soberbio de Carradine y de Wayne que hicieron interpretaciones magistrales y a los que es imposible superar.
En cuanto a la dirección corrió a cargo de Gordon Douglas, nada que objetar, es una película agradable narrada con fuerza y vigor y que no aburre. Pero, pasa lo mismo si se le compara con John Ford, es que no hay color. Me estoy acordando de una escena de La Diligencia de Ford, en la primera en que aparecen los indios, no entiendo mucho de técnicas, pero cuando la cámara se acerca a los indios que no son hombres de complexión fuerte, ponen unos primeros planos con los que no hacen falta ni gritos, ni pinturas, ni leches para cogerles respeto.
Y siguiendo con la parte técnica la música corrió a cargo de Jerry Golsmith, nominado 17 veces a los Oscar, y ganador de uno por La Profecia (1976). Trabajo con grandes directores en grandes producciones y aquí deja nota de su buen hacer.
Y en cuanto a la fotografía comentar que corrió a cargo de Williams H Clothier, operador de cámara en la película Alas (1927) y que llego a ser director de fotografía en películas como Ford Apache (1948), El hombre que mato a Liberty Valance (1962) entre otras. Y aquí deja patente también su buen oficio.
En resumen no es un mal western, quizás hasta se le pudiese poner un 7, pero que aguanta muy mal si se la compara con La Diligencia de Ford, que para mí aparte de ser un grandísimo western, es una de las mejores películas de la historia.
Airam
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21 de diciembre de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno, la película no es mala. Pero no, no aceptamos gato por liebre.
Lo bueno que tiene la cinta viene de su original, La diligenia de Ford. La historia y sus personajes y los conflictos de ellos mismos y entre ellos mismos. Porque eso es lo que importa en la obra de Ford. Hasta el punto que en la cinta de Ford el duelo final se oye, no se escucha. No solo es un elemento narrativo tan arriesgado como interesante, sino que además demuestra que es lo que tiene auténtico valor en la historia.
Aquí, pese al buen trabajo de Douglas, todo es más simple, más convencional.

Ergo, la película no es mala. Se deja ver y resulta hasta entretenida, pero no resiste ninguna comparación (acaban siendo muy odiosas). Y también se demuestra que lo que importa no es una buena historia, sino un conjunto y un líder (el director) que sea capaz de llevar todo el trabajo a buen puerto. Así, ésta resulta entretenida pero no mala, y la original pasa por ser una obra maestra (una auténtica joya obra de arte).

Por cierto, buen trabajo de Jerry Goldsmith componiendo la banda sonora.
el hombre del coco
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21 de diciembre de 2014
18 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hace falta ser muy listo y darse de enterado para saber que Hacia los grandes horizontes es un remake de La diligencia. Solamente había que haberla visto antes. O quizá haber leído algún libro para saberlo y el enterado ha leído el mismo libro que yo. Cuando la vi el 22/05/2009 me di cuenta que era un remake de La diligencia. Claro que para ser un remake es mejor que la original y eso es lo grande/triste. La de Ford vive del cuento y de los cuentistas que no ven más allá de su camisa y encima van de cracks. Aquí lo inútil e inevitable son ciertas críticas de ciertos personajes de cuyo nivel no seria nada sin los libros. Dicho personaje se habrá leido dicha critica de la página 485 de Carlos Aguilar y su diccionario de películas.
Lloyd
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4 de marzo de 2024
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“Stagecoach”, comenzó como una historia publicada por Ernest Haycox, en 1937, titulada, “Stage to Lordsburg", la cual obtuvo un enorme éxito ya que rompía con el standard de las novelas westerns de entonces, al ahondar, de eficiente manera, en la psicología de los personajes, estructurando un mosaico social que, no solo deja bien establecidas las diferentes capas sociales, sino también las muy diversas mentalidades que cada una posee. Surgen aquí, las limitaciones, los prejuicios, la estigmatización, las rivalidades, el oportunismo, las carencias emocionales… pero también la solidaridad, el afán de redención, el espíritu de grupo… y el Sí mismo que, a su manera, nos acerca un poco a la Divinidad. Se prueba entonces que, el desconocimiento íntimo del otro alienta la discriminación, el irrespeto y el mal trato, pero, ineludiblemente, el darse la ocasión de ahondar en el ser y en la historia de cada ser humano, conduce al conocimiento que, en incontados casos, genera la comprensión, la valoración e incluso el amor.

Meritorio en la obra de Haycox -la cual publicó, inicialmente, en la edición del 10 de abril de 1937 del Collier’s The National Weekly- es la permanencia que tienen su historia y sus personajes, pues, mucho de lo que allí sucede, aún hoy ¡penosamente!, tiene inagotable vigencia en la sociedad estadounidense y en muchas otras sociedades que se auto pregonan civilizadas.

Llevada primero al cine, en 1939, bajo la dirección de John Ford, el resultado fue un filme que hizo historia; se hizo merecedor de dos premios Oscar -Mejor Actor Secundario (T. Mitchell) y mejor BSO-; y dejó una marca ejemplar de cómo debe hacerse un western con un profundo significado.

Como suele ocurrir dentro de la industria hollywoodense, todo filme que alguna vez fuera exitoso, alguien pensará en rehacerlo, pocos o muchos años después… y llegado el año 1966, partiendo de la historia de Haycox y del guion que para el filme de Ford escribiera, Dudley Nichols, la productora Twentieth Century Fox, encargó a, Joseph Landon (“The Rise and Fall of Legs Diamond”, “Johnny Cool”, “Río Conchos”…), la reescritura, y la dirección se puso en manos de Gordon Douglas, realizador que ya había trajinado durante un buen tiempo en el cine western.

La trama se extendió de 96 a 115 minutos con agregados y cambios bastante afortunados; la puesta en escena y la fotografía se hicieron con lo más avanzado de la época; se escogió un grupo de actores altamente calificado donde sobresalen, Bing Crosby, Bob Cummnings, Ann-Margret y Van Heflin… y el estudio de personajes se mantiene a flote, logrando unos caracteres realmente valiosos.

En detrimento del filme: El ya morboso empeño en difamar a las culturas nativas, mostrando a los indios como seres sanguinarios y brutales, sin dar cuenta alguna de las poderosas causales que, con suma frecuencia, los llevaban a atacar. En el filme de Ford eran, Gerónimo y los apaches, y ahora son, Caballo Loco y los Sioux, los enemigos “gratuitos” del hombre blanco. El guiñol que luego proseguiría Sam Peckinpah, ya está aquí desagradablemente presente en aras de realismo… y demasiado evidente el error de mostrar a los indios abaleados caer arrastrados del estribo por sus caballos, cuando los indios nunca usaron sillas de montar.

Contra todo, <<HACIA LOS GRANDES HORIZONTES>>, tiene suficientes méritos como para resultar muy interesante.

Título para Latinoamérica: <<DILIGENCIA AL OESTE>>
Luis Guillermo Cardona
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